Los riesgos psicosociales, junto con el estrés laboral, son los problemas que mayor dificultad plantean en el ámbito laboral en cuanto a seguridad y salud de sus trabajadoras y trabajadores. Estos riesgos laborales afectan altamente a la salud de las personas, pero también a las organizaciones y, en consecuencia, a las economías nacionales.
Según asegura la Agencia Europea para la Seguridad y la Salud en el Trabajo, el estrés contribuye a cerca de la mitad de todas las jornadas laborales perdidas, y es que alrededor del 50% de las personas trabajadoras consideran que es un elemento común en sus puestos de trabajo.
El problema es tan grave pues, que no tiene ningún sentido limitarse a individualizarlo. Si los riesgos psicosociales se plantean como un problema de las organizaciones y no como un tema personal del/de la trabajador/a, se puede gestionar como cualquier otro riesgo laboral a gran escala, es decir, con las normativas y apoyos necesarios.
Los principales riesgos psicosociales
Estos son ejemplos de las consecuencias psicológicas, físicas y sociales negativas más frecuentes que derivan de una mala organización y gestión del trabajo:
Estrés laboral
Estado que genera altos niveles de excitación y de respuesta, donde siempre está la sensación de no poder afrontarlos.
Violencia laboral (física y psicológica)
Ejercida por una figura de poder en la organización contra una o varias personas.
Acoso laboral
Relacionado con el mal funcionamiento de la organización y con el comportamiento inadecuado entre compañeros/as de trabajo, incluido el personal directivo.
Acoso sexual
Comportamientos (verbales o físicos) de naturaleza sexual que conducen a que se vea afectada la integridad de un/a trabajador/a.
Discriminación
Coartación de libertades individuales entre compañeros/as por el aspecto físico, tendencias sexuales, racismo, nivel cultural…
Inseguridad contractual
Preocupación constante por no tener una estabilidad laboral.
Los riesgos psicosociales crecen por las deficiencias en el diseño, organización y gestión del trabajo y pueden producir resultados psicológicos negativos, como el estrés laboral, el agotamiento o incluso la depresión.
Condiciones de trabajo
Este tipo de riesgos pueden derivar de las siguientes condiciones de trabajo:
- Cargas excesivas de trabajo.
- Horarios imposibles de gestionar.
- Exigencias contradictorias y falta de claridad en cuanto a las funciones y responsabilidades del puesto.
- Objetivos no SMART (poco realistas, no orientados a la mejora continua y desalineados con la visión).
- Falta de participación y de influencia en cuanto a las tareas de la persona trabajadora.
- Mala gestión de la organización.
- Comunicación ineficaz, por falta de apoyo o comunicación por parte de la dirección o los/as compañeros/as.
- Violencia ejercida por terceras personas, como acoso psicológico o sexual, y que puede acarrear desmotivación, depresión…
- Organización intoxicada por perfiles violentos, racistas, acosadores, autoritarios.
- Dificultad para compaginar vida laboral y familiar.
Es importante no confundir los riesgos psicosociales con una carga excesiva de trabajo, ya que no es lo mismo. En la segunda, las situaciones pueden llevarse a cabo en un entorno de trabajo en el que la persona se ve respaldada, recibiendo la información adecuada y siendo motivada por desempeñar su trabajo lo mejor posible. Este tipo de entornos, que son favorables, encuentran soluciones y fomentan el buen rendimiento y el desarrollo personal, a la vez que el bienestar físico y mental de la persona trabajadora.
Es importante recalcar que hablamos de bienestar mental pero también físico, ya que, además de los problemas relacionados con la salud mental, las trabajadoras y trabajadores sometidos a periodos de estrés muy prolongados pueden desarrollar problemas graves de salud física, como enfermedades cardiovasculares o problemas musculoesqueléticos.
Principales características de los riesgos psicosociales
Para poder prevenir o resolver este tipo de problemáticas debemos poner el foco en cómo se nos presentan. Las características más habituales de los riesgos psicosociales versus otros riesgos laborales son las siguientes:
- Se extienden en el espacio y el tiempo
La mayoría de riesgos laborales son entorno a una acción concreta en un espacio concreto, en cambio los riesgos psicosociales se extienden más allá.
- No son fáciles de medir o cuantificar
No se puede medir con exactitud cómo afecta a las personas en grupo.
- Se interrelacionan con otro tipo de riesgos laborales
No podemos separar la dimensión física de la mental en el ser humano, como por ejemplo la interrelación entre un mayor riesgo de sufrir un accidente cardiovascular si se está experimentando estrés.
- Existe muy poca cobertura legal
En cuanto a los riesgos psicosociales, los límites son difusos y, como consecuencia, trabajadores/as y empresas no saben cómo actuar.
- Hay otros factores que entran en juego, como la subjetividad
Los riesgos psicosociales están modulados por la propia percepción de la persona trabajadora, así como por su experiencia personal.
- Es complicado elaborar una estrategia preventiva
Para la mayoría de factores de riesgo laboral, la intervención suele ser clara y dar soluciones técnicas adaptadas a la situación. En este caso es más complejo. Lo imprescindible es, sin duda, detectar un entorno hostil para el/la empleado/a, a través de, por ejemplo, encuestas de clima.
La responsabilidad de la empresa
Para la organización, los efectos negativos sobre los/as trabajadores/as se traducen en un mal rendimiento de cada persona y, en consecuencia, un mal rendimiento global en la empresa.
A continuación, enumeramos algunas de las consecuencias que conllevan los riesgos psicosociales:
- Aumento del absentismo.
- Bajo rendimiento (acuden a su trabajo pero son incapaces de rendir con eficacia).
- Aumento de accidentes y lesiones.
- Bajas más prolongadas.
- Mayor número de jubilaciones anticipadas.
6 medidas básicas para mantener un buen estado psicológico
¿Qué medidas básicas puede tomar la empresa para prevenir los riesgos psicosociales en la organización?
- Definir responsabilidades y objetivos claros para cada persona.
- Definir prioridades.
- Poner límites entre el horario laboral y personal.
- Invitar a hacer pausas activas o actividades de relajación.
- Brindar alternativas de desconexión de aparatos electrónicos.
- Invitar al personal a llevar una vida sana y ordenada, promocionando la actividad física.
- Ayudar al personal a informarse y formarse.
- Organizar jornadas de salud y bienestar.
- Hablar directamente con el personal y ofrecer ayuda de especialistas.
- Encuestas de clima o de satisfacción.
- Buzón anónimo de mensajes.
- Espacios de feedback (sugerencias de mejora, quejas…).
Una buena formación ayudará a tus trabajadores a detectar cómo se encuentran y evitar el peligro de caer en situaciones difíciles de resolver.