La seguridad y el bienestar del personal farmacéutico son fundamentales para evitar los riesgos laborales y garantizar la prestación de un servicio de calidad en una farmacia u oficina de farmacia. Al trabajar en un entorno donde se manipulan medicamentos, productos químicos y se atiende a clientes, el personal farmacéutico se enfrenta a una serie de riesgos laborales que requieren una atención especial.
En este artículo, exploramos los riesgos más comunes en las farmacias y brindamos pautas prácticas para prevenirlos.
Riesgos laborales en farmacias
En las farmacias u oficinas de farmacia podemos distinguir, principalmente, cuatro tipos de riesgos:
Riesgos químicos
Los riesgos químicos son comunes debido a la manipulación de productos farmacéuticos y productos químicos utilizados en la preparación de medicamentos. Algunos de estos productos pueden ser tóxicos, corrosivos o inflamables, lo que puede representar un peligro para la salud si no se manejan adecuadamente.
Riesgos biológicos
El personal de la farmacia se expone a riesgos biológicos debido a la interacción directa con pacientes y la manipulación de productos farmacéuticos. Estos riesgos incluyen la posibilidad de contagio de enfermedades infecciosas, como la gripe, hepatitis o incluso enfermedades transmitidas por sangre, lo que puede producirse por pinchazos o cortes al tratar con algún paciente, por ejemplo.
Riesgos ergonómicos
Los riesgos ergonómicos pueden surgir debido a las posturas incómodas o repetitivas que las personas trabajadoras adoptan durante su jornada laboral. Las tareas como la carga y descarga de cajas pesadas, la manipulación de medicamentos y la atención a los clientes pueden generar tensiones musculares y lesiones a largo plazo.
Riesgos de seguridad
En una farmacia, los riesgos de seguridad pueden incluir situaciones como robos, asaltos o el manejo inadecuado de sustancias peligrosas. Es importante implementar medidas de seguridad adecuadas, como la instalación de sistemas de seguridad, la capacitación en protocolos de emergencia y el acceso restringido a áreas sensibles.
Prevención de riesgos laborales en farmacias
Teniendo en cuenta los riesgos establecidos, se pueden tomar medidas de prevención adecuadas para evitarlos o minimizarlos.
Formación y concienciación
Una buena formación en prevención de riesgos laborales es esencial para garantizar la seguridad del personal farmacéutico. Por supuesto, para poder prevenir los daños o lesiones por riesgos laborales, se debe conocer antes cuáles son, cómo pueden manifestarse y cómo podemos evitarlos.
De este modo, las personas que trabajan como farmacéuticas o auxiliares deben recibir una capacitación adecuada sobre los riesgos específicos asociados con su trabajo y, en concreto, con su puesto de trabajo. Además, deberán conocer las medidas preventivas correspondientes y las medidas en caso de emergencia.
Esto puede incluir la realización de cursos de formación en prevención de riesgos laborales, la creación de manuales de procedimientos y la difusión regular de información actualizada sobre seguridad y salud en el trabajo. También es necesario realizar una revisión anual para verificar que se cumplen las regulaciones.
Higiene y uso de Equipos de Protección Individual (EPI)
En relación con los riesgos químicos y biológicos, se producen otros relacionados con la higiene y el medio ambiente y que afectan directamente a estos. Este tipo de riesgos surge de la manipulación incorrecta de los materiales en la oficina de farmacia o por no seguir los protocolos de higiene (no utilizar el vestuario adecuado, trabajar con lesiones en la piel o con alguna afección contagiosa, dejar recipientes mal cerrados, etc.).
Por ejemplo, cada vez que se elabora una fórmula magistral en la farmacia el personal tiene que prestar atención durante el uso del material y con respecto al vestuario específico que debe utilizar (bata, guantes, gafas de protección).
Con respecto a esto, el uso adecuado de los equipos de protección individual (EPI) es fundamental para minimizar los riesgos laborales. Por eso, el personal no solo debe recibir EPI de calidad y en cantidad suficiente, sino que también debe recibir instrucciones claras sobre cómo utilizar y mantener los EPI.
También se debe formar al personal para mantener una actitud adecuada e higiénica durante el desarrollo de sus tareas: no se debe mascar chicle o comer en zonas no adaptadas para ello, así como hay que evitar trabajar con afecciones en la piel y mucosas o cuando se está desarrollando alguna enfermedad contagiosa.
Asimismo, las instalaciones deben estar adaptadas para que haya una correcta ventilación.
Métodos de trabajo seguros
La Nota Técnica de Prevención NTP 1.105 del INSST, “Industria farmacéutica: medidas para la prevención de la exposición a principios activos”, actualiza la NTP 798. Lo hace a partir de los criterios para la clasificación de los principios activos en categorías establecidas en la NTP 1.104. De este modo, propone un conjunto de recomendaciones preventivas para la manipulación de los principios activos en cada una de estas categorías.
Además, establece la estrategia de control banding como alternativa a la higiene industrial clásica. Esta ofrece una solución sencilla para el control de la exposición laboral a los contaminantes en el lugar de trabajo, pues permite clasificar un compuesto concreto en una categoría de peligrosidad, “que se corresponde a un intervalo de concentración ambiental, controles de ingeniería administrativos, equipos de protección individual, etc. necesarios para garantizar su manipulación segura”.
Accediendo a esta NTP podemos ver las tablas de actualización de categorías y medidas preventivas para garantizar métodos de trabajo seguros.
Organización del espacio de trabajo
El diseño y la organización del espacio de trabajo en una farmacia también pueden contribuir a la prevención de riesgos laborales. En este sentido, pueden producirse riesgos relacionados con distintos aspectos:
- Seguridad: debido a factores del entorno o descuidos del personal.
- Ergonomía: por factores físicos, organizacionales o ambientales.
Así, es importante mantener las áreas de trabajo limpias y ordenadas, evitando obstrucciones que puedan generar accidentes. Por ejemplo, caídas en las escaleras o por irregularidades en el suelo, golpes con cajas u otros obstáculos en el suelo, etc.
En cuanto a la ergonomía, hay que conocer los riesgos ergonómicos de nuestro puesto de trabajo y realizar pausas o ejercicios de estiramiento para evitarlos. Pasar mucho tiempo de pie o mucho tiempo sentados/as, así como las malas posturas o los sobreesfuerzos, pueden pasarnos factura con el paso del tiempo.
También debemos tener cuidado de que no se produzcan contactos eléctricos por el mal uso de regletas, conexiones en mal estado o líquidos cerca de aparatos electrónicos. Pueden producirse incendios causados por acumulación de papeles, embalajes u otros materiales y uso incorrecto de los inflamables.
Por último, se deben establecer y conocer rutas de evacuación claras y accesibles en caso de emergencia. También garantizar que los extintores y otros equipos de seguridad estén correctamente ubicados y en buen estado de funcionamiento.
Promoción de la salud y el bienestar
La promoción de la salud y el bienestar del personal es una parte integral de la prevención de riesgos laborales en una farmacia. Esto implica fomentar hábitos de vida saludables, proporcionar descansos adecuados durante la jornada laboral, promover la actividad física y ofrecer apoyo psicológico en caso necesario. Además, es fundamental establecer mecanismos de comunicación abiertos y receptivos, para que las personas trabajadoras puedan expresar sus preocupaciones y contribuir a la mejora continua de las condiciones laborales.
La clave: una formación completa
En definitiva, la prevención de riesgos laborales en una farmacia es fundamental para proteger la salud y el bienestar del personal farmacéutico. Al abordar los riesgos químicos, biológicos, ergonómicos y de seguridad de manera proactiva, se puede garantizar un entorno de trabajo seguro y saludable.
Por eso, una adecuada formación en prevención de riesgos laborales, el uso adecuado de equipos de protección personal, la organización del espacio de trabajo y la promoción de la salud y el bienestar son elementos clave en este proceso.
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