La formación a la que hace referencia el artículo 19 de la Ley 31/1995, de 8 de noviembre, de prevención de Riesgos Laborales, juega un papel crucial en la seguridad de las personas trabajadoras. Esta formación proporciona conocimientos y habilidades necesarias para identificar y evitar riesgos en el entorno laboral.
En este artículo, veremos qué es y por qué es esencial esta formación, destacando la importancia de que sea de calidad, específica para cada puesto de trabajo y que esté actualizada.
Formación del personal trabajador en prevención de riesgos laborales
Tal como vemos en la página del Instituo Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo (INSST),
La Ley 31/1995, de 8 de noviembre, de Prevención de Riesgos Laborales (LPRL), es la norma legal por la que se determina el cuerpo básico de garantías y responsabilidades preciso para establecer un adecuado nivel de protección de la salud del personal trabajador frente a los riesgos derivados de las condiciones de trabajo, en el marco de una política coherente, coordinada y eficaz.
En el artículo 19 de esta ley, se recoge la obligación de garantizar una formación en materia preventiva que cumpla varios requisitos:
- Debe ser tanto teórica como práctica (en los casos necesarios).
- Una formación suficiente y adecuada.
- Que esté centrada específicamente en el puesto de trabajo o función de la persona trabajadora.
¿Cómo debe ser la formación del artículo 19?
La formación del artículo 19 busca reducir y prevenir accidentes laborales y enfermedades profesionales. Al capacitar a las personas trabajadoras, se promueve una cultura preventiva en la empresa, lo que se traduce en un entorno laboral más seguro y productivo.
Así, el artículo 19, titulado “formación de los trabajadores”, recoge dos aspectos principales:
- La empresa debe garantizar una formación adecuada para cada persona trabajadora según su puesto de trabajo específico.
- La formación debe impartirse, siempre que sea posible, dentro de la jornada de trabajo o, en su defecto, en otras horas pero con el descuento del tiempo invertido en esta.
Características de la formación según el artículo 19
Teórica y práctica
En la actualidad, la tecnología ha revolucionado la forma en que adquirimos conocimientos, y la prevención de riesgos laborales no es una excepción. La incorporación de una parte teórica online en la formación del artículo 19 permite a las personas trabajadoras acceder al contenido desde cualquier lugar y en cualquier momento, lo que facilita la flexibilidad en el proceso de aprendizaje y evita interrupciones en la jornada laboral.
No obstante, este conocimiento teórico debe complementarse con la puesta en práctica de los conocimientos y habilidades adquiridos. Además, algunos trabajos requieren un enfoque más práctico debido a la naturaleza de las tareas realizadas. Por ejemplo: trabajos en altura, espacios confinados, uso de extintores, aplicación de primeros auxilios, etc.
En estos casos, la formación debe incluir una parte práctica, con la que las personas trabajadoras puedan aplicar los conocimientos teóricos adquiridos en situaciones reales. Esta combinación de teoría y práctica asegura que el personal esté mejor preparado para enfrentar los riesgos específicos de sus actividades laborales.
Suficiente y adecuada
En este sentido, la formación debe ser suficiente en número de horas y en contenidos:
- El artículo 19 no especifica un número de horas concretas ni unos contenidos específicos, pues esto dependerá de muchos y variados factores.
- En cuanto a la adecuación, la formación debe estar adaptada a las características de cada persona, de su puesto y de sus funciones.
De esta manera, para entender cuándo una formación es suficiente y adecuada debemos tener en cuenta distintos aspectos. Entre otros, podemos mencionar los siguientes:
- La experiencia laboral de la persona.
- Además, la experiencia de la persona en un puesto como el que ocupa actualmente.
- Cuáles son las máquinas o herramientas necesarias para su trabajo.
- Si esta persona ha utilizado antes las herramientas que necesitará en su puesto.
- Cuáles son las funciones específicas del puesto.
- Cómo es la disposición espacial del espacio de trabajo.
- Etc.
Así, sabremos cuántas horas de teoría y práctica necesitará una persona en su formación según la valoración de estos y otros factores. No es lo mismo contar con una persona de gran experiencia en el puesto y que aprende rápido en la parte práctica, que contar con una nueva incorporación, que quizás aprenda rápido en la teoría pero puede necesitar más horas de práctica.
Versar sobre materia preventiva
Los contenidos de la formación deben incluir tanto una prevención general de los riesgos como una prevención específica. Además, debe versar solamente sobre materia preventiva y contenidos afines, para no saturar al personal con conocimientos innecesarios para esta formación concreta.
Previa a la incorporación
Independientemente del tipo de contrato, de su duración o de las funciones del puesto de trabajo, todas las personas tenemos derecho a recibir una formación en prevención. Esta debe realizarse y acreditarse en el momento de la contratación y previa a la incorporación del puesto de trabajo.
Formación de calidad y actualizada
La formación debe ser de calidad y estar actualizada para ser efectiva y relevante. Los riesgos y las técnicas de prevención cambian constantemente, y es vital que las personas trabajadoras estén al tanto de las últimas novedades y mejores prácticas.
Así, debe actualizarse y renovarse en caso de que se produzcan cambios en:
- Funciones del puesto de trabajo.
- Máquinas o equipos de trabajo.
- Herramientas.
- Nuevas tecnologías.
- Procedimientos de trabajo.
Una formación de calidad, realizada por técnicos especializados en prevención de riesgos laborales, asegura que los contenidos sean precisos, confiables y adaptados a las necesidades de cada empresa y sector.
En Digital Preventor contamos con formadores expertos que no solo transmiten información, sino que también pueden responder preguntas, resolver dudas y ofrecer ejemplos concretos, enriqueciendo así el proceso de aprendizaje.
Centrada en el puesto de trabajo o función específica
La formación no puede ser genérica para todo el personal de una empresa. Cada puesto dentro del centro de trabajo tendrá unas características diferentes. Como hemos dicho, estas dependerán de aspectos que involucran tanto las funciones como el puesto de trabajo como las condiciones de la persona trabajadora.
Por consiguiente, la formación debe estar centrada en el puesto de trabajo de la persona y sus funciones, pero también debe evolucionar y adaptarse con cada cambio. Así, tal como no hay dos personas iguales, no hay dos puestos de trabajo iguales.
Adaptabilidad y periodicidad
La formación debe adaptarse a la evaluación de riesgos y los cambios que vayan produciéndose y se recojan en esta. Es por esto que, por lo general, la formación deberá repetirse con cierta periodicidad.
Las formaciones de reciclaje son muy importantes para la empresa, pero estas deben estar actualizadas para que cumplan su cometido. Repetir el mismo curso de formación cada pocos años solo resultará en que nuestro personal esté aburrido y no preste atención.
Incluida en la jornada
Siempre que sea posible, la formación debe realizarse dentro de la jornada laboral. En caso contrario, las horas empleadas fuera de la jornada se descontarán de la jornada normal de la persona. Los costes también recaen en la empresa.
Beneficios de una formación completa y específica
Beneficios para la empresa
- Reducción de accidentes y enfermedades profesionales.
- Disminución de la tasa de absentismo laboral y los costos asociados.
- Aumento de la productividad y la eficiencia.
- Plantilla segura y motivada para realizar sus tareas.
- Cumplimiento de las regulaciones y normativas en materia de seguridad y prevención de riesgos.
- Evitar posibles sanciones y multas por incumplimiento.
- Imagen positiva como empresa responsable.
- Mejora de la reputación y atractivo para futuros/as empleados/as y clientes.
Beneficios para el personal trabajador
- Oportunidad para adquirir conocimientos y habilidades que les protejan en el ámbito laboral.
- Concienciarse de los posibles riesgos y saber cómo evitarlos.
- Por consiguiente, sentirse más seguros y con confianza en el desempeño de sus funciones.
- Desarrollar una mayor conciencia preventiva.
- Reducción de la probabilidad de accidentes y lesiones.
- Posibilidad de aplicar los conocimientos adquiridos en su vida cotidiana fuera del trabajo.
- Desarrollar y promover una cultura de prevención y seguridad tanto en el trabajo como en su entorno familiar y social.
Conclusiones
En resumen, la formación del artículo 19 en PRL es esencial para garantizar un entorno laboral seguro y productivo. En este sentido, la combinación de una parte teórica online y una parte práctica asegura que las personas trabajadoras estén bien preparadas para enfrentar los riesgos específicos de sus actividades laborales.
Además, la calidad y actualización de esta formación, realizada por técnicos de prevención de riesgos laborales, es fundamental para maximizar sus beneficios tanto para la empresa como para las personas trabajadoras. Y en Digital Preventor podemos ayudarte con todos estos aspectos.
Con nuestra plataforma de formación, tu personal recibirá una formación completa, realizada por nuestros técnicos de prevención y adaptada para cada puesto de trabajo. Trabajamos desde la base de que la formación del artículo 19 es una herramienta imprescindible para promover una cultura de prevención, proteger a las personas trabajadoras y mejorar la eficiencia y competitividad de las empresas en el mercado laboral actual.
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