El cambio climático es una realidad innegable que está teniendo un impacto cada vez más evidente en nuestro planeta. Uno de los aspectos más notorios de este cambio es el clima extremo, como lluvias intensas, tormentas y ciclones, que provocan inundaciones devastadoras.
En este artículo, abordaremos la importancia de que las empresas estemos preparadas para la gestión de emergencias ocasionadas a causa de las inundaciones. Para garantizar la seguridad de los empleados y la continuidad de las operaciones, debemos cumplir con una serie de normativas y directrices.
Falta de regulación como responsable indirecto
La falta de regulación puede contribuir significativamente al aumento del riesgo de inundaciones en España y poner en peligro la seguridad y la propiedad de las personas. Es fundamental contar con regulaciones adecuadas y una planificación urbana sostenible para reducir el impacto de las inundaciones.
Hasta 2007, España carecía de regulaciones claras para la construcción en áreas inundables, pero después de la tragedia de Biescas en 1996, hubo un cambio significativo en la política y la regulación. Esto dejó vía libre a ayuntamientos y comunidades autónomas para edificar en áreas de riesgo. Situación con la que actualmente nos tocará lidiar.
La canalización y urbanización inapropiada de ríos y arroyos puede contribuir significativamente a las inundaciones. Si no hay regulaciones que establezcan pautas claras para la gestión de cuerpos de agua, como la creación de áreas de retención de agua o la preservación de zonas de inundación natural, los efectos de las inundaciones pueden ser más graves. De ahí que, para abordar el problema de manera más eficaz, se adoptaran normativas europeas.
La falta de regulación en la tala de árboles y el cambio en el uso del suelo, como la conversión de áreas naturales en zonas urbanas, puede aumentar la escorrentía superficial y reducir la capacidad del suelo para absorber agua. Esto puede agravar las inundaciones, ya que el agua fluye más rápido hacia los ríos y arroyos.
Falta de Mantenimiento de Infraestructura de Drenaje: La falta de regulación y mantenimiento adecuado de sistemas de drenaje, como alcantarillas y sistemas de canalización, puede provocar obstrucciones y reducir la capacidad de drenaje, lo que a su vez aumenta el riesgo de inundaciones urbanas.
La prevención y la adaptación son elementos clave en la gestión de riesgos de inundación. Se han implementado políticas y regulaciones más estrictas en lo que respecta a la construcción en zonas inundables. Esto incluye medidas como depósitos pluviales, pantanos y mejoras en el alcantarillado para reducir el impacto de las inundaciones.
Además, en las últimas décadas, se ha logrado reducir el número de víctimas mortales en inundaciones. Según declaraciones de expertos al Diario.es, se ha conseguido gracias a mejoras en nuestros sistemas de anticipación y alerta hidrológica. Los pronósticos meteorológicos son cada vez más precisos, lo que permite tomar medidas de seguridad con mayor antelación y, como resultado, se salvan vidas.
Afrontando Situaciones de emergencia en las empresas
No obstante, la gestión de riesgos de inundación no se limita únicamente a las acciones gubernamentales y a nivel comunitario. Las empresas desempeñamos un papel esencial en la preparación y respuesta ante situaciones de emergencia. La aplicación de normativas y la formación adecuada son componentes cruciales en este proceso.
Formación y planes de emergencia para actuar correctamente
Toda empresa está obligada a hacer frente a las situaciones de emergencia para minimizar los efectos sobre las personas e instalaciones afectadas. Aquí, la preparación y la formación son elementos esenciales.
La elaboración de planes de emergencia claros y la capacitación del personal en su ejecución implica tomar una serie de medidas:
- Analizar las posibles situaciones de emergencia
- Identificar las amenazas específicas a las que están expuestas y desarrollar protocolos de respuesta adecuados.
- Designar y coordinar al personal que pondrá en práctica las medidas incluidas en los protocolos.
- Comprobar el funcionamiento de los planes de acción.
- Gestionar y coordinar la ayuda externa requerida (bomberos, asistencia sanitaria, policía local)
La formación continua del personal y la actualización de los protocolos son esenciales, ya que la preparación nunca es un proceso estático, especialmente en un mundo en constante cambio.
La formación regular debe complementarse con ejercicios de simulación para asegurarnos de que los empleados sepan cómo actuar en caso real de inundación. Además, es necesario que se realicen pruebas periódicas del plan para evaluar su eficacia y realizar mejoras cuando sea necesario.
Análisis de peligros específicos
Lo comentado hasta el momento es totalmente genérico pero cada empresa tiene sus características, y por lo tanto está expuesta a riesgos específicos. Identificar las amenazas y evaluar su probabilidad y magnitud, en función de la ubicación geográfica, el historial de inundaciones y los activos es crítico.
Un protocolo claro, que contemple diferentes niveles de respuesta adaptados a los diversos grados de gravedad de una emergencia, debe incluir las diferentes fases de actuación:
- Detección y alerta.
- Recepción y activación del plan
- Actuación ante la emergencia en la zona afectada.
Las acciones a realizar en cada una de estas fases de intervención han de estar bien definidas. Dichas acciones han de estar también asignadas a miembros concretos de la organización, y debemos asegurarnos de que todo el personal de la empresa lo tiene claro y conoce cómo actuar en cada fase.
Mecanismos de alarma
Dependiendo del nivel de emergencia, esta se comunicará a nivel interno y/o externo. Con respecto a los avisos externos, es importante tener establecidos los números de teléfono necesarios y designadas las personas que actuarán para recibir la asistencia de agentes externos (bomberos, asistencia sanitaria, policía local) y proporcionarles lo que necesiten.
Mecanismos de respuesta
Los mecanismos de respuesta incluyen evacuación segura de empleados y la actividad para la protección de materiales. La evacuación ha de estar coordinada según lo estipulado en el plan y adaptada al nivel de gravedad de la situación. No obstante, todo el personal del centro debe conocer las instrucciones para la evacuación del edificio y/o su zona de trabajo.
Recomendaciones generales en caso de inundación:
- Mantener la calma.
- En caso de encontrarse en zonas subterráneas, abandonar la zona en caso de no poder controlar la situación de inundación.
- Evitar que el agua llegue a los sectores más críticos.
- Proteger en la medida de lo posible los materiales.
- Colocar los equipos electrónicos y mecánicos en zonas altas y desconectarlos si fuera posible
- Si la zona está muy inundada, proceder a evacuarla, según las instrucciones recibidas.
Evaluación de daños
Finalmente, es importante establecer una estrategia de recuperación que detalle los pasos necesarios para volver a la operación normal después de una inundación.
Es recomendable establecer un punto de recogida y almacenaje para el material que haya quedado inutilizado por el agua. Esto facilitará la realización de un inventario que permita definir las pérdidas y evaluar el nivel de daños para establecer el proceso de rehabilitación.
Coordinación con las autoridades locales y otras partes interesadas.
La comunicación efectiva entre los miembros de la empresa con las autoridades locales y otros actores externos es esencial para garantizar una respuesta coordinada y minimizar los impactos.
Esta coordinación es fundamental por varias razones:
Respuesta eficiente: En situaciones de inundaciones, es crucial que todas las partes involucradas trabajen de manera coordinada y rápida para responder a la emergencia. Trabajar juntos en la preparación y la respuesta puede reducir el tiempo de inactividad de la empresa y mitigar los daños. Esto incluye a las autoridades locales responsables de la gestión de desastres, como bomberos, policía, personal de protección civil y otros servicios de emergencia.
Recursos compartidos: La coordinación permite que los recursos, tanto humanos como materiales, se utilicen de manera más eficiente. Esto significa que las autoridades locales pueden recibir apoyo adicional de la empresa o viceversa, lo que puede ser crucial en situaciones de crisis.
Información actualizada: Mantener una comunicación efectiva garantiza que se esté al tanto de la situación actual, incluyendo pronósticos climáticos, evacuaciones necesarias y otras medidas de seguridad. Esto permite una toma de decisiones correcta.
Cooperación en la recuperación: Después de una inundación, la coordinación continúa siendo importante para la fase de recuperación. Las empresas pueden colaborar con las autoridades locales en la reconstrucción y en la asistencia a la comunidad afectada.
Claves de éxito en la gestión de las emergencias
En resumen, el éxito depende de partir de un análisis completo, que permita adaptar el plan a las características propias de cada empresa y su entorno; de la planificación previa; de una buena coordinación entre todos los agentes aplicados y, por supuesto, de los medios técnicos y procedimientos implantados.
El papel de las empresas para la seguridad de sus empleados y la resiliencia de la comunidad es crucial. Por ello, hemos de invertir tiempo y dinero en estar preparados para una correcta actuación ante inundaciones y otros tipos de emergencia. Se trata de proteger vidas y de preservar la integridad de las operaciones empresariales en un mundo marcado por la incertidumbre climática.
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