Este año, la Federación Mundial para la Salud Mental ha elegido el lema «Priorizar la salud mental en el lugar de trabajo», un tema que nos atañe directamente como empresas y organizaciones. En un contexto donde el 73% de los problemas de salud mental en el ámbito laboral están relacionados con el estrés, es fundamental que reconozcamos el impacto que el entorno de trabajo tiene en la salud de las personas. Los riesgos psicosociales como el burnout, el mobbing, el acoso sexual y el tecnoestrés no solo afectan la calidad de vida de los trabajadores, sino que también repercuten en la productividad y el rendimiento de la empresa.
El impacto del trabajo en la salud mental
Los entornos de trabajo saludables pueden actuar como un factor de protección para la salud mental. Sin embargo, cuando las condiciones de trabajo son deficientes o cuando los empleados se enfrentan a factores de riesgo psicosociales, como la sobrecarga de trabajo o la violencia laboral, el impacto puede llegar a ser devastador. Según la Agencia Europea para la Seguridad y Salud en el Trabajo, el 27% de los ciudadanos de la UE experimenta estrés, ansiedad o depresión relacionados con su trabajo.
Es fundamental reconocer el vínculo entre salud mental y bienestar laboral, y tomar medidas desde las propias organizaciones para reducir estos riesgos. Una persona que se siente bien emocionalmente es más productiva y se compromete más con su trabajo.
Hoy, las empresas que lo entienden están dando un paso adelante. Promueven entornos laborales más saludables, flexibilidad horaria, teletrabajo y, lo más importante, están poniendo el foco en el bienestar emocional de sus integrantes. Porque saben que un equipo sano es un equipo motivado, capaz y presente. Los datos son claros: las personas que logran conciliar su vida personal con la laboral son más felices, más productivas y, sobre todo, se ausentan menos.
Factores de riesgo psicosociales en el trabajo
Los riesgos psicosociales son aquellos que afectan a la salud mental en el entorno laboral. Algunos de los más comunes incluyen:
- Burnout: El agotamiento emocional por sobrecarga de trabajo.
- Mobbing: Acoso psicológico entre compañeros de trabajo.
- Acoso sexual: Situaciones de abuso de poder y violencia de género en el entorno laboral.
- Tecnoestrés: El estrés derivado del uso excesivo de la tecnología y la incapacidad de desconectar del trabajo.
Estos riesgos no solo afectan a la persona de manera individual, sino que generan un entorno laboral tóxico y poco productivo.
Riesgos psicosociales: Un problema de organización y contexto
Los riesgos psicosociales surgen cuando la forma en que está organizado o gestionado el trabajo no favorece un entorno saludable, lo que puede generar consecuencias negativas tanto a nivel psicológico, como físico y social. Algunos ejemplos comunes incluyen:
- Sobrecarga de trabajo y exigencias contradictorias.
- Falta de claridad en las funciones o en la toma de decisiones que afectan al trabajador.
- Precariedad laboral y cambios organizativos mal gestionados.
- Falta de apoyo por parte de la dirección o compañeros.
- Acoso psicológico y sexual.
- Trato complicado con clientes o usuarios.
La importancia de un entorno psicosocial positivo
Es importante diferenciar entre una carga de trabajo intensa pero motivadora y un entorno negativo que pone en riesgo la salud mental. En un entorno psicosocial positivo, aunque las tareas sean desafiantes, los trabajadores tienen autonomía, formación y apoyo, lo que les permite rendir al máximo, desarrollarse personalmente y mantener su bienestar.
Cuando las exigencias laborales superan la capacidad de afrontarlas, el estrés se instala. Este estrés prolongado no solo lleva al agotamiento, la ansiedad o la depresión, sino también a problemas físicos como enfermedades cardiovasculares o trastornos musculoesqueléticos. Para las empresas, los efectos son igualmente graves: bajo rendimiento, mayor absentismo y presentismo (cuando los empleados están en el trabajo pero no rinden debido a su malestar), y una mayor rotación del personal. Además, los problemas de salud mental generan ausencias más largas y costosas que otros tipos de enfermedades, e incrementan el riesgo de jubilación anticipada. Todo esto representa pérdidas millonarias tanto para las empresas como para la sociedad en general.
Medidas para proteger la salud mental en el trabajo
Las empresas tenemos la responsabilidad (moral y legal) y también la capacidad de tomar medidas efectivas para reducir los riesgos psicosociales y proteger la salud mental de las personas trabajadoras. Esto no solo es una obligación legal, sino una inversión en el bienestar de quienes forman parte de la organización:
Evaluaciones periódicas de riesgos psicosociales
El primer paso es identificar los factores de riesgo antes de que deriven en problemas serios. Realizar evaluaciones periódicas nos permite detectar señales tempranas de estrés, ansiedad o acoso, y actuar antes de que se conviertan en una crisis. Es fundamental que los empleados y empleadas participen activamente en este proceso, ya que ellos y ellas asisten antes que nadie a las realidades de su entorno.
Formación continua
Sin embargo, para que esto sea efectivo, debemos brindarles formación para que sepan identificar los signos de un problema, tanto en sí mismos como en sus compañeros y compañeras. Capacitarlos para prevenir y manejar situaciones como el estrés o el acoso no es solo una medida preventiva, sino una muestra de cuidado hacia su bienestar. Además, poner a su disposición espacios seguros para comunicar sus preocupaciones y experiencias es clave para construir un entorno laboral en el que todos se sientan apoyados.
La formación es fundamental para que las personas de todos los niveles de la organización (incluyendo líderes y responsables) sepan cómo gestionar el estrés, la ansiedad, el acoso o la violencia en el lugar de trabajo. Es esencial que todo el equipo tenga herramientas claras para identificar estos riesgos y actuar a tiempo.
Fomentar un equilibrio entre la vida laboral y personal
Hablar de salud mental en el trabajo también implica facilitar políticas que permitan a los empleados equilibrar su vida profesional con su vida personal. La flexibilidad es esencial: desde horarios más adaptables hasta opciones de teletrabajo. Si no creamos un entorno donde nuestros empleados puedan desconectar de su trabajo, estamos perpetuando un círculo de agotamiento y estrés.
Desconexión digital
En este sentido, la desconexión digital se ha convertido en una necesidad. Las empresas debemos garantizar que las personas trabajadoras puedan descansar de verdad, sin la presión de estar siempre disponibles.
Al final, estas medidas no solo mejoran el bienestar de nuestros equipos, sino que también se reflejan en una mayor eficiencia, una menor rotación y un entorno de trabajo mucho más saludable. Las empresas que apuestan por la salud mental están apostando por su propio futuro al tiempo que contribuyen a generar un entorno donde las personas pueden prosperar. Hoy más que nunca, debemos entender que trabajo y salud mental van de la mano, y solo a través de un enfoque preventivo podemos garantizar el bienestar de nuestros equipos.
En Digital Preventor, ayudamos a las organizaciones a proteger la salud mental de las personas trabajadoras a través de formación especializada en prevención de riesgos psicosociales. Juntos, podemos crear entornos laborales más saludables, donde la salud mental sea una prioridad.
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