Cada año, en España, hasta 35.000 mujeres son diagnosticadas con cáncer de mama, de las cuales 5.000 no sobreviven a la enfermedad, según datos del estudio Necesidades y calidad de vida en supervivientes de cáncer de mama, presentado por la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC) el pasado martes, 15 de octubre. Sin embargo, las supervivientes enfrentan una lucha que va más allá de los tratamientos médicos: el retorno a la vida laboral, un proceso lleno de obstáculos físicos, emocionales y sociales.
Impacto del cáncer de mama en la vida laboral
Desde el diagnóstico, el cáncer de mama supone un cambio drástico en la vida de la paciente, afectando su capacidad para seguir desempeñando su trabajo como antes. Uno de los principales desafíos a los que se enfrentan las mujeres es la falta de comprensión en el entorno laboral, ya sea por desconocimiento o sesgos de los compañeros de trabajo. Esta situación puede agravarse en organizaciones grandes, donde predomina el anonimato y las personas no siempre empatizan o entienden lo que supone vivir y superar un cáncer.
Begoña Castro, del área de Atención Social de la AECC, y Alejandra Agudo, del área de Atención Psicológica, enfatizan que las empresas deben sensibilizar a sus empleados, romper los mitos y falsas creencias sobre el cáncer, y proporcionar pautas claras de comunicación para que el entorno laboral sea un espacio seguro y comprensivo. El apoyo emocional y la correcta reasignación de tareas, junto con una comunicación clara y transparente sobre cambios en el equipo, son claves para que la persona afectada no sienta la vuelta al trabajo como un problema añadido a su proceso de recuperación.
Las secuelas físicas y emocionales
La vuelta al trabajo no solo implica enfrentarse a la carga laboral, sino también manejar las secuelas persistentes del cáncer de mama. Según el mismo estudio presentado por la AECC, 2 de cada 3 supervivientes reportan sentir con frecuencia miedo a la recurrencia de la enfermedad. Esta ansiedad constante se suma a otras secuelas físicas como la fatiga, una sensación abrumadora de cansancio que afecta a la mitad de las pacientes, y los problemas cognitivos, que dificultan tareas tan simples como la concentración, la memoria y el razonamiento.
Leticia Morata Sampaio, en su artículo en The Conversation sobre la vuelta al trabajo tras un cáncer de mama, subraya que estos problemas físicos y cognitivos pueden obstaculizar la reincorporación laboral. El agotamiento crónico, la tensión emocional y la pérdida de funciones físicas son barreras reales que muchas mujeres encuentran en su regreso a la rutina profesional, especialmente en empleos que requieren un alto nivel de atención o esfuerzo físico.
El papel de las empresas: crear una cultura de apoyo y empatía
Para que el retorno al trabajo sea exitoso, es crucial que las empresas implementen políticas de flexibilidad laboral y adapten los puestos de trabajo a las nuevas capacidades de las trabajadoras. La sensibilización dentro de la empresa debe ir más allá de solo cumplir con las leyes laborales: se trata de construir una cultura inclusiva y de apoyo.
Las empresas deben estar preparadas para estas situaciones, ofreciendo:
- Adaptación de tareas según las capacidades físicas y cognitivas de la persona.
- Flexibilidad horaria para permitir a las trabajadoras asistir a citas médicas o recibir tratamientos sin temor a represalias.
- Programas de sensibilización para educar a los empleados y reducir las barreras de comunicación o los malentendidos.
- Soporte psicológico u orientación a través de los servicios de Recursos Humanos para que las trabajadoras se sientan respaldadas.
En este contexto, la comunicación con el equipo y la persona afectada es crucial. No es obligatorio que la empleada comparta su diagnóstico, pero si lo hace, la empresa debe crear un entorno seguro donde esta decisión se vea acompañada de comprensión y apoyo. Esto no solo facilita la adaptación del puesto de trabajo, sino que también contribuye a que la trabajadora no sienta el estrés adicional de lidiar con prejuicios o cargas laborales innecesarias.
Un reto compartido
Debemos tener presente que, tras un cáncer de mama, el regreso a la vida laboral supone un proceso de readaptación tanto para la persona afectada como para los compañeros y compañeras. El impacto psicológico de la enfermedad, como el miedo constante a la recaída, puede hacer que las supervivientes sientan incertidumbre sobre su futuro laboral. Crear un ambiente donde estas mujeres puedan expresarse libremente y recibir el apoyo adecuado mejora no solo su bienestar, sino también su productividad y compromiso con la empresa.
La importancia de la sensibilidad y el apoyo empresarial
La vuelta al trabajo tras un diagnóstico de cáncer de mama es un camino lleno de desafíos emocionales, físicos y laborales. Para que las trabajadoras que han superado esta enfermedad puedan encontrar un entorno de trabajo realmente saludable y acogedor, es crucial que las empresas cultivemos una cultura de apoyo. Esto no solo facilitará su reintegración, sino que también fomentará un espacio laboral empático e inclusivo donde todas las personas se sientan valoradas.
En Digital Preventor, estamos comprometidos con este objetivo. Por ello, ofrecemos formación específica para ayudar a gestionar el cáncer en el lugar de trabajo, tanto desde una perspectiva personal como en lo que respecta a la convivencia con compañeros y compañeras. Si deseas saber más sobre cómo podemos colaborar para crear un entorno laboral más comprensivo, no dudes en ponerte en contacto con nosotros. Estamos aquí para apoyarte en cada paso.