Hoy, en el Día Mundial contra el Cáncer, queremos llamar la atención sobre un problema que afecta a millones de personas trabajadoras: el cáncer de origen laboral. Se estima que cada año la presencia de sustancias cancerígenas y mutágenas en el trabajo son responsables de unas 100.000 muertes en la Unión Europea. Esto significa que cada día, cientos de miles de trabajadores y trabajadoras se exponen a sustancias que pueden desencadenar esta enfermedad, que en muchos casos podría evitarse con medidas de prevención adecuada.
Un panorama impactante en números
Según la Comisión Europea (2017), el cáncer es la principal causa de mortalidad laboral, representando el 53% de las muertes en el entorno de trabajo cada año. Para ponerlo en perspectiva, las enfermedades cardiovasculares generan el 28% y las respiratorias apenas el 6% de estas muertes.
En España:
- Según los datos de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), en 2025 los nuevos casos estimados de cáncer en alcanzarán los 296.103 casos, lo que supone un ligero incremento respecto al año 2024.
- Una de cada tres personas desarrollará un cáncer a lo largo de su vida, pero lo que con frecuencia se obvia es que muchos de ellos tienen su origen en el trabajo.
- Es la primera causa de muerte en hombres y la segunda en mujeres, después de las enfermedades cardiovasculares y es, además, la principal causa de muerte en el trabajo.
Estos datos no solo subrayan la magnitud del problema, sino también la urgencia de actuar.
¿Cómo se produce el cáncer en el trabajo?
El cáncer de origen laboral surge por la exposición prolongada a agentes cancerígenos, que pueden ingresar al organismo de diversas maneras:
- Inhalación: Gases, vapores o partículas en suspensión.
- Contacto directo: Con la piel o por ingestión accidental.
- Radiación: Tanto ionizante como no ionizante.
Entre los tumores más comunes destacan el cáncer de bronquio y pulmón, vejiga, cavidad nasal y mesotelioma, entre otros.
Profesiones en riesgo y exposición múltiple
Diversos sectores presentan un alto riesgo de exposición a agentes carcinógenos. Aunque la lista es extensa, algunos ejemplos son:
- Construcción, minería y astilleros: Exposición a amianto, sílice, arsénico y otros compuestos que pueden desencadenar cáncer de pulmón, mesotelioma y otros tipos de tumores.
- Sector textil e imprenta: Manipulación de disolventes y sustancias químicas asociadas a cáncer de pulmón, riñón y neoplasias hematológicas.
- Transporte y refinerías: Inhalación de humos de escape y exposición a benceno, que aumentan el riesgo de leucemia.
- Actividades al aire libre: Agricultora, jardinería, construcción y otras expuestas a la radiación solar ultravioleta.
Además, se ha observado que casi la mitad de los trabajadores expuestos a un agente carcinógeno también lo están a otros cuatro o más, lo que se conoce como multiexposición. Este fenómeno incrementa de forma alarmante el riesgo de desarrollar cáncer de origen laboral.
La invisibilidad del cáncer laboral y la necesidad de reconocimiento
Uno de los mayores desafíos en la prevención del cáncer de origen laboral es su reconocimiento como enfermedad profesional. Por ejemplo, en 2025, según datos del Ministerio de Seguridad Social y Migraciones a través de CEPROSS, se notificaron solo 106 partes de enfermedad profesional por agentes cancerígenos en España.
- Amianto: Encabeza la lista con 55 casos reconocidos.
- Sílice: Ha mostrado un crecimiento notable, pasando de 7 casos en 2023 a 19 en 2024, en parte debido al uso masivo de tableros de aglomerado de cuarzo.
Esta invisibilidad no solo afecta a las estadísticas, sino también a la asignación de recursos para la prevención. Además, impide que las víctimas accedan a las prestaciones y el reconocimiento social que les corresponde. A modo de comparación, en países como Alemania y Austria, los cánceres ocupacionales representan el 32% y el 11% de las enfermedades profesionales, respectivamente, lo que resalta la seriedad de la situación en España.
Cáncer origen laboral y perspectiva de género
El impacto del cáncer laboral no es igual para hombres y mujeres:
- De los 106 casos comunicados, 98 han sido en hombres y solo 8 en mujeres.
- Esta disparidad se debe, en parte, a que los sectores de alto riesgo han sido tradicionalmente ocupados por hombres.
- Sin embargo, también se debe a una Invisibilización de la perspectiva de género, lo que impide el reconocimiento de cánceres específicos en mujeres, como el de ovario y mama, a pesar de la evidencia científica que vincula estas patologías con determinadas profesiones. De hecho, la reciente Directiva 2023/2668 (que modifica la anterior sobre los trabajos con amianto) ya reconoce que la exposición a dicho agente puede provocar cáncer de ovario.
¿Qué podemos hacer? Estrategias de prevención y acción
Es fundamental sensibilizar sobre esta realidad y sobre el hecho de que el cáncer de origen laboral es prevenible si se adoptan las medidas preventivas adecuadas:
- Identificar y evaluar los riesgos
- Sustitución de sustancias peligrosas: Cambiar productos y materiales cancerígenos por alternativas menos dañinas. Si esto no fuera posible, se deberá evaluar, controlar y minimizar todo lo posible la exposición laboral.
- Medidas de protección: Las empresas deben implantar medidas de protección (como sistemas de ventilación, de higiene, equipos de protección individual adaptados al riesgo y a la persona) que minimicen la presencia de agentes y cualquier exposición a ellos.
- Formación e información: Educar a los trabajadores sobre los riesgos y las medidas preventivas es indispensable. La información es nuestra mejor arma.
- Vigilancia de la salud: Realizar exámenes médicos periódicos para detectar cualquier signo temprano de cáncer.
Además, es esencial que se adopte una estrategia con enfoque de género, que contemple tanto la investigación como la implementación de medidas específicas para grupos vulnerables o subrepresentados.
El cáncer de origen laboral es una realidad que no podemos seguir ignorando. La información, la acción y el reconocimiento son herramientas esenciales para frenar esta amenaza en nuestros centros de trabajo. Al visibilizar y actuar sobre este problema, no solo salvamos vidas, sino que también reducimos los costes económicos y sociales asociados a esta enfermedad. Cada paso hacia una mayor prevención es un paso hacia un entorno laboral más seguro y justo para todos y todas.
¡Infórmate, comparte y actúa! Juntos podemos marcar la diferencia en la lucha contra el cáncer laboral.