En nuestros artículos anteriores, hemos tratado aspectos vitales para enfrentarse a una alerta de DANA. Primero, exploramos qué hacer ante una alerta de DANA, abarcando desde la preparación previa hasta las medidas inmediatas para protegerte y proteger a los tuyos. En un segundo artículo, nos enfocamos en el ámbito laboral: cómo decidir si acudir al trabajo durante una alerta y qué hacer si te encuentras en el lugar de trabajo cuando la emergencia se presenta, con recomendaciones para garantizar la seguridad en estos casos.
Una vez pasado el temporal, los riesgos cambian de naturaleza. La atención se traslada a la fase de recuperación, una etapa que implica la limpieza y reparación de daños materiales, así como la protección de la salud y el bienestar emocional de las personas afectadas. Esta fase representa un reto considerable, y la prevención y la acción informada son fundamentales para mitigar los riesgos que surgen tras la emergencia inicial.
En este artículo, abordamos los riesgos sanitarios que afectan a las personas directamente impactadas por la DANA y compartimos medidas de protección y prevención que pueden ayudar a minimizar estos riesgos. Más adelante, publicaremos un artículo centrado en los protocolos de seguridad para voluntarios y en la gestión de residuos. Los riesgos relacionados con la salud mental, como la incertidumbre, la pérdida y el estrés, se tratarán en un artículo futuro dedicado exclusivamente al apoyo psicológico y emocional.
Nuestro objetivo es que, al finalizar la lectura, seas consciente de los riesgos sanitarios y precauciones que debes tomar para protegerte a ti y a tus seres queridos. También incluimos recomendaciones sobre primeros auxilios y medidas de prevención de infecciones. Si bien esta información puede ayudarte a identificar peligros y tomar precauciones, nunca subestimes la importancia de acudir a profesionales cuando sea necesario.
Riesgos para la salud y precauciones generales para los habitantes en zonas afectadas
Cuando el temporal ha cesado y el agua comienza a retroceder tras una inundación podría parecer que lo peor ya ha pasado, pero comienza una fase en la que debemos redoblar la precaución para prevenir o mitigar riesgos menos evidentes, y lo que hagamos en los días siguientes será decisivo para proteger nuestra salud y seguridad. El regreso a los hogares y las labores de limpieza requieren precauciones específicas para minimizar riesgos para todos, especialmente los más vulnerables, como niños, ancianos y personas con problemas de salud preexistentes. Con esta base, ahora explicaremos qué acciones tomar durante la fase de recuperación para proteger la salud de todas las personas afectadas y minimizar riesgos.
1. Reingreso a las viviendas: Inspección de daños estructurales
Volver a casa después de una inundación requiere mucho cuidado. Antes de regresar, haz una pausa y evalúa la situación. ¿Es segura el área? Las autoridades suelen ser las primeras en anunciar si es posible volver. Asegúrate de que no haya cables eléctricos caídos, estructuras inestables o agua estancada en caminos, pues estas situaciones pueden poner en peligro tu vida.
Importante: Antes de comenzar a limpiar, documenta los daños con fotos o vídeos. Esta medida puede servirte para el proceso de reclamación de seguros y para ayudar a las autoridades a entender la magnitud de los daños en la zona.
Cuando te acerques a tu hogar, observa los daños desde afuera. ¿Hay grietas en las paredes o en el techo? ¿Alguna puerta no abre porque la estructura ha cambiado? Estas señales pueden indicar riesgos graves, y si tienes dudas, lo mejor es no entrar hasta que un experto lo evalúe.
No olvides llevar botas impermeables, guantes y una linterna, y evita el uso de cerillas o velas por posibles fugas de gas. Desconecta la electricidad y otros servicios si sospechas que han estado en contacto con agua contaminada para evitar cortocircuitos y accidentes.
Consejo adicional: Si tu hogar tiene una humedad elevada, considera usar una mascarilla para evitar la inhalación de esporas de moho, las cuales pueden causar problemas respiratorios.
Abre puertas y ventanas para ventilar el espacio antes de comenzar cualquier tarea. El aire fresco ayudará a reducir la acumulación de humedad y evitará la proliferación de hongos y moho
2. Recomendaciones para grupos vulnerables
En situaciones de emergencia, hay quienes necesitan atención adicional, como niños, ancianos, embarazadas y personas con enfermedades previas. Por ejemplo, los niños pequeños son curiosos por naturaleza y podrían acercarse a áreas peligrosas o jugar en el agua contaminada sin entender los riesgos. Mantén a los más pequeños bajo supervisión constante y crea espacios seguros para ellos mientras trabajas en la limpieza.
Las personas mayores o con la salud delicada pueden enfrentar dificultades adicionales. Asegúrate de que tengan acceso a sus medicamentos, a alimentos adecuados y un lugar seco para descansar.
Recuerda que la deshidratación y la fatiga son riesgos comunes tras una emergencia. Si tú mismo o alguien cercano tiene una condición que requiere atención especial, no dudes en buscar ayuda médica o comunitaria.
3. Principales riesgos sanitarios tras la inundación
Mientras se trabaja en la limpieza y la recuperación, es importante tener en cuenta que los entornos inundados y húmedos pueden ser un caldo de cultivo para infecciones y complicaciones, además de presentar riesgos físicos y ambientales significativos. La exposición a agua estancada, la acumulación de barro y los restos de escombros aumentan el riesgo de lesiones, infecciones y problemas dermatológicos. A esto se suman otros factores, como el impacto del esfuerzo físico extremo, la proliferación de insectos y la aparición de agentes potencialmente patógenos en el aire y en las superficies. A continuación, explicamos los riesgos sanitarios más comunes y las precauciones esenciales para mantener la salud y la seguridad durante la fase de recuperación.
Infecciones respiratorias
La acumulación de agua estancada y la humedad, así como la exposición al polvo y a las esporas incrementan el riesgo de problemas respiratorios (tos persistente, dificultad para respirar e infecciones respiratorias), especialmente en personas con asma o afecciones respiratorias preexistentes.
La legionelosis es otra infección respiratoria que debe tenerse en cuenta. Causada por la bacteria Legionella, esta enfermedad se transmite principalmente a través de la inhalación de vapor de agua contaminada. Sus síntomas incluyen fiebre alta, tos persistente, dificultad para respirar y dolores musculares, y representa un peligro particular para quienes tienen un sistema inmunitario debilitado.
Para reducir estos riesgos, utiliza medidas de protección como mascarillas y gafas, y ventila adecuadamente los espacios cerrados y con humedad. Esto es especialmente importante al realizar tareas de limpieza o cuando se trabaja en lugares con alta humedad.
Fracturas por caídas o lesiones por manipulación de cargas
El riesgo de fracturas y lesiones también es alto, ya que los suelos mojados y las superficies inestables incrementan el riesgo de caídas. Al manipular escombros o elementos pesados, es esencial utilizar calzado adecuado, como botas de goma con suela antideslizante, y realizar movimientos con precaución. Si es necesario mover objetos pesados, utiliza las herramientas adecuadas y solicita ayuda para evitar lesiones y caídas.
Riesgos para la piel
Después de una inundación, la piel se encuentra especialmente expuesta a diversos riesgos, principalmente debido al contacto con agua contaminada y barro, que puede provocar irritaciones, infecciones y otras afecciones dermatológicas.
Las irritaciones y erupciones pueden desarrollarse con la exposición prolongada al agua sucia, mientras que las infecciones, en particular, son un riesgo si hay heridas abiertas, ya que las bacterias presentes en el agua pueden penetrar en la piel y causar complicaciones. Además, la humedad constante y el calor ambiente propician el desarrollo de hongos, lo que aumenta la probabilidad de infecciones cutáneas.
Para prevenir estos problemas, es importante lavar y secar adecuadamente la piel después de estar en contacto con agua de inundación y usar ropa protectora, como guantes y botas, al realizar trabajos de limpieza. Si se presentan signos como enrojecimiento, hinchazón, secreciones o dolor en la piel, busca atención médica para evitar complicaciones y asegurar una adecuada recuperación.
Heridas
Las lesiones en los tejidos blandos, como cortes, contusiones y mordeduras de animales, son riesgos frecuentes durante una inundación. Estas pueden producirse tanto al principio, por el desplazamiento brusco de personas o caídas de objetos, como en la fase de limpieza, al caminar sobre superficies inestables y de visibilidad reducida. El contacto con agua sucia y barro incrementa el riesgo de infecciones, por lo que es crucial saber cómo tratar una herida leve para evitar complicaciones. En las recomendaciones de primeros auxilios, que tratamos más adelante, abordaremos cómo realizar una correcta atención inicial y cuándo es necesario buscar ayuda médica.
Gastroenteritis
La gastroenteritis es uno de los riesgos más comunes tras una inundación y puede causar síntomas como diarrea, vómitos, dolor abdominal y fiebre. Para reducir el riesgo de contraerla, es fundamental mantener una buena higiene y evitar el consumo de alimentos o agua contaminados.
Leptospirosis
Es otra infección a tener en cuenta, ya que se transmite a través del contacto directo con agua contaminada por la orina de animales infectados. Es crucial reconocer los síntomas, como fiebre, dolores musculares, escalofríos y conjuntivitis, ya que el tratamiento antibiótico es más efectivo si se administra en los primeros días de la infección.
Consejos adicionales: Las infecciones y lesiones pueden agravarse rápidamente si no se tratan a tiempo. En todos los casos, si experimentas síntomas, busca atención médica de inmediato.
4. Agua y alimentos: Recomendaciones de uso y manejo
Después de una inundación, la seguridad del agua y los alimentos se convierte en una prioridad esencial para proteger la salud. Aquí te dejamos algunas recomendaciones clave para mantenerte seguro:
Agua potable y recomendaciones de uso
Es vital usar siempre agua potable para beber, cocinar y lavarte los dientes. Si tienes dudas sobre la calidad del suministro de agua en tu zona, comunícate con tu ayuntamiento o las autoridades locales para obtener la información más actualizada y seguir sus instrucciones. Las medidas que las autoridades puedan indicar son las más precisas y actualizadas para protegerte.
Manejo de alimentos
Evita consumir alimentos que hayan estado en contacto con agua o barro, ya que pueden estar contaminados. Sin embargo, hay excepciones para alimentos enlatados y tarros de conservas que estén intactos y no presenten daños visibles. Si decides consumirlos, sigue estos pasos de seguridad:
- Lava las latas y tarros con agua y jabón.
- Acláralos bien.
- Sumérgelos en agua hirviendo durante al menos dos minutos.
- Déjalos secar al aire durante una hora antes de abrirlos.
Alimentos congelados y refrigerados: No consumas productos que hayan estado fuera de la temperatura adecuada debido a un corte de suministro eléctrico. La falta de refrigeración puede hacer que las bacterias se multipliquen rápidamente y representen un riesgo para tu salud.
Almacenamiento de alimentos: Guarda los alimentos en un lugar seco y protegido. Si es posible, mantén los alimentos elevados, lejos del suelo y de las paredes, para reducir el riesgo de contacto con agua o humedad y prevenir la contaminación.
5. Mosquitos, insectos y roedores: cómo reducir el riesgo de exposición
Las inundaciones pueden desencadenar un aumento de mosquitos, insectos y roedores. Aunque el agua y el viento iniciales pueden reducir momentáneamente la cantidad de vectores y alterar sus lugares de reproducción, la acumulación de agua estancada tras la inundación crea condiciones ideales para que los mosquitos se reproduzcan, especialmente si la temperatura es favorable.
Recomendaciones para minimizar riesgos:
- No dejes que recipientes como cubos o bidones acumulen agua, ya que pueden convertirse en criaderos de mosquitos.
- Protege los recipientes y contenedores de agua, mediante tapas o tela mosquitera.
- Guarda los alimentos en sitios limpios y fuera del alcance de los roedores. Descarta cualquier alimento que haya estado en contacto con agua de inundación.
- Coloca la basura en bolsas cerradas y deposítala en contenedores adecuados, o al menos lo más lejos posible de las viviendas si no hay contenedores disponibles.
- Si es posible, asegúrate de que las mosquiteras de ventanas y puertas estén en buen estado y bien colocadas.
- Si notas mosquitos en tu entorno, usa ropa de manga larga y aplica repelente sobre la piel expuesta.
6. Atención a los signos de alerta médica
En los días y semanas posteriores a una inundación, pueden surgir síntomas que indican problemas médicos graves, como fiebre alta, vómitos persistentes, diarrea severa o heridas que no cicatrizan adecuadamente. Tal como mencionamos anteriormente, las infecciones y lesiones tienen el potencial de agravarse rápidamente si no se tratan a tiempo. Por ello, reconocer estos signos de alerta y actuar de manera inmediata es determinante para prevenir complicaciones mayores. Si no puedes acceder a un hospital de forma inmediata, contacta con los servicios de salud locales para recibir orientación y apoyo. Recuerda, pedir ayuda a tiempo puede marcar la diferencia.
Presta especial atención a cualquier señal de alarma, como:
- Fiebre alta y persistente.
- Diarrea o vómitos intensos o persistentes, especialmente si llevan a deshidratación (sequedad en la boca o disminución de la orina).
- Dolor abdominal intenso.
- Coloración amarillenta de la piel y/o los ojos.
- Orina oscura.
- Tos persistente o dificultad para respirar.
- Erupciones rojas o púrpuras que podrían indicar sangrado bajo la piel.
- Dolor de cabeza intenso o rigidez en el cuello.
- Confusión, desorientación o un estado de agitación anormal.
- Heridas abiertas o lesiones que no mejoran o muestran signos de infección (enrojecimiento, hinchazón, secreción o dolor).
- Estrés o ansiedad que te resulten abrumadores.
Si notas alguno de estos síntomas, no lo dejes pasar. Busca atención médica de inmediato, aunque el acceso a los servicios de salud sea limitado; contacta con los servicios locales para recibir orientación. También es recomendable consultar las webs oficiales de tu comunidad autónoma o del Ministerio de Sanidad, que ofrecen información de contacto sobre centros de salud y hospitales en la zona, además de otras medidas de atención y prevención.
Recuerda que actuar con rapidez puede prevenir complicaciones y salvar vidas. Si observas que otras personas de tu entorno presentan síntomas similares a los tuyos, comunícalo también a un profesional sanitario lo antes posible.
Recomendaciones básicas de primeros auxilios
Tras una inundación, el entorno cambia radicalmente, aumentando el riesgo de accidentes y emergencias. Conocer nociones básicas de primeros auxilios es esencial para abordar situaciones comunes en esta fase, desde heridas y caídas hasta complicaciones más graves. Proporcionamos en este apartado algunas recomendaciones esenciales para actuar de manera efectiva en los primeros momentos tras un accidente o incidente y ayudar a reducir riesgos y mientras se espera la atención médica profesional.
1. Evaluación inicial de la situación
Antes de comenzar a ayudar a otros o atender lesiones, es crucial asegurar tanto tu seguridad como la de la persona afectada. El entorno de una zona inundada puede ser muy peligroso, con agua contaminada, estructuras inestables y riesgos como la electrocución. Verifica que la zona sea segura antes de entrar; asegúrate de que no haya cables eléctricos expuestos, posibles derrumbes o contaminantes en el agua.
Cuando te acerques a la persona afectada, verifica si está consciente, si responde a estímulos y si respira normalmente. Observa si presenta heridas graves o síntomas de hipotermia, como piel fría y pálida. Si la situación es grave, llama de inmediato al 112, proporciona detalles sobre la ubicación y las condiciones en las que se encuentra la persona.
2. Hipotermia
La hipotermia puede desarrollarse en personas expuestas al agua fría durante un largo período o en entornos húmedos sin la ropa adecuada. Esta condición puede ser peligrosa y requiere atención inmediata. Si alguien presenta escalofríos intensos (que incluso pueden cesar en etapas avanzadas), piel fría, pálida o azulada, confusión o dificultad para hablar, es crucial actuar rápido. Si la persona está muy confundida o inconsciente, busca ayuda médica de inmediato.
Lleva a la persona a un lugar cálido y seco y retira cualquier prenda mojada. Cubre a la persona con mantas secas y ofrece líquidos calientes si está consciente.
3. Atención a heridas menores
Como ya mencionamos anteriormente, atender adecuadamente una herida menor puede ayudar a acelerar la cicatrización y reducir el riesgo de infección. Si te enfrentas a una herida, sigue estos pasos para cuidar la zona afectada de forma eficaz:
- Lávate bien las manos con agua y jabón antes de hacer nada. Si es posible, utiliza guantes desechables después del lavado para evitar contaminar la zona lesionada y protegerte.
- Retira la ropa o accesorios alrededor de la herida con cuidado para no agravarla.
- Detén el sangrado presionando suavemente con un paño limpio o una gasa. Mantén la presión hasta que el sangrado se detenga, y procura mantener la herida limpia durante todo el proceso.
- Limpia la herida con agua limpia o solución salina si tienes acceso a ella. Usa un jabón suave alrededor de la zona dañada, pero con cuidado de no introducir suciedad. Si encuentras cuerpos extraños como tierra, madera o metal, busca atención médica inmediata.
- Seca la herida con toques suaves y con un material limpio, como una gasa estéril o un paño limpio. No frotes ni utilices material sucio.
- Cubre la zona con una venda estéril o un pañuelo limpio y seco. No cubras una herida sucia sin haberla limpiado bien antes.
Es importante revisar la herida cada día y estar atentos a los posibles signos de infección, como enrojecimiento, hinchazón, secreciones o dolor intenso. Si se presentan estos síntomas, o si ves que contiene objetos extraños (como tierra, madera o metal), busca atención médica sin demora. También es fundamental acudir al médico si se desarrollan síntomas adicionales como fiebre, dificultad para respirar, palpitaciones o confusión, o si la herida fue causada por una mordedura o un objeto punzante y sucio. Si tienes dudas sobre la gravedad, lo más seguro es buscar ayuda profesional.
4. Golpes y traumatismos
Caminar por escombros o superficies inestables incrementa el riesgo de caídas y golpes. Si alguien se golpea, aplica frío en la zona afectada con una bolsa de hielo envuelta en un paño para reducir la inflamación. El tiempo recomendado para aplicar frío es de 8 a 10 minutos por sesión, y se debe retirar después de este tiempo para evitar quemaduras por frío.
Observa de cerca si la persona muestra síntomas de mareos persistentes, dolor intenso o pérdida de conocimiento, lo que requeriría atención médica. No muevas a la persona si hay sospecha de lesiones en la columna.
5. Deshidratación y agotamiento por calor
El esfuerzo físico durante la limpieza y recuperación tras una DANA puede llevar a deshidratación o agotamiento por calor, especialmente si no hay acceso a agua potable. La sed extrema, piel seca, fatiga y confusión son síntomas de deshidratación, mientras que la piel fría, sudor excesivo y debilidad pueden indicar agotamiento por calor.
Ofrece agua o bebidas con electrolitos, evitando alcohol o cafeína, y busca un lugar fresco para que la persona descanse. Si la persona presenta vómitos o pérdida de conciencia, busca ayuda médica de emergencia.
6. Atención a intoxicaciones
Durante la limpieza, se puede entrar en contacto con sustancias tóxicas como productos químicos, combustibles o alimentos en mal estado. Identifica el producto tóxico si la persona ha ingerido, inhalado o estado en contacto con él. No provoques el vómito ni administres alimentos o bebidas sin instrucciones médicas. Llama al 112 para recibir orientación específica.
7. Quemaduras leves
El contacto con objetos calientes, productos químicos o fuego usado para eliminar residuos puede causar quemaduras. Para tratar una quemadura, aplica agua fría (no hielo) sobre la zona afectada durante al menos 10 minutos. Cubre la quemadura con un apósito limpio y seco y evita aplicar cremas o reventar ampollas.
8. Actuación ante un caso de paro cardiorrespiratorio
En la fase de recuperación tras una DANA, es posible que nos encontremos ante situaciones críticas debido al esfuerzo físico intenso, los riesgos ambientales o los incidentes durante la limpieza. Es importante recordar que, en estos casos, actuar es mucho mejor que no hacer nada. El miedo a no estar completamente preparado puede paralizar, pero el simple hecho de actuar puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte. Según las guías de la European Resuscitation Council (ERC), en caso de emergencia, la actuación inmediata es esencial y puede salvar vidas.
Identificación y comprobación de la conciencia y respuesta a estímulos
Lo primero es comprobar si la persona afectada está consciente y responde a estímulos. Acércate y realiza preguntas o toca suavemente su hombro, teniendo cuidado de no agravar posibles lesiones. Si no responde, llama de inmediato al 112, proporciona detalles claros sobre la situación y sigue las instrucciones del servicio de emergencias.
Comprobación de la respiración
Para verificar si la persona está respirando, colócala boca arriba y abre sus vías respiratorias inclinando la cabeza hacia atrás y elevando la barbilla. Observa si el pecho se mueve, siente si hay flujo de aire acercando tu mejilla a la boca y escucha si hay respiración. Si la persona no responde ni respira, puedes iniciar maniobras de reanimación cardiopulmonar (RCP).
Maniobras de RCP en caso de emergencia
La práctica actual, de acuerdo con la ERC, recomienda que, si no eres un profesional, realices compresiones torácicas (100 a 120 compresiones por minuto) sin realizar respiración boca a boca, hasta que lleguen los servicios de emergencia.
Recuperación de la respiración
Si la persona comienza a respirar de nuevo, colócala en posición lateral de seguridad para mantener las vías respiratorias abiertas y evitar complicaciones. Esta posición facilita una adecuada ventilación y previene la asfixia en caso de que la respiración sea inestable.
Consejo adicional: La formación en primeros auxilios es una habilidad crucial y valiosa que podría salvar vidas en cualquier emergencia, no solo en los casos de DANA. Tomar un curso de RCP y primeros auxilios puede prepararte para actuar de manera rápida y eficaz cuando más se necesita.
9. Atención psicológica inmediata
El impacto emocional de una DANA va más allá de los daños físicos y los riesgos sanitarios. Las personas afectadas pueden experimentar un profundo estrés, ansiedad y hasta estados de shock que requieren atención y manejo adecuados.
Reconocimiento de los signos
Es importante estar alerta a los signos de estrés emocional, como confusión, incapacidad para responder a estímulos sencillos, agitación, llanto inconsolable o un estado de retraimiento extremo. Estos síntomas pueden indicar que la persona necesita ayuda para afrontar la situación.
Cómo actuar
Cuando te encuentres con alguien que muestra estos signos, lo primero es hablar con calma y de forma tranquilizadora. Ofrece apoyo emocional, sin minimizar la situación. Si la persona parece estar en estado de shock, ayúdala a tumbarse con las piernas elevadas y cúbrela con una manta para mantener la temperatura corporal. Es fundamental buscar la orientación de un profesional si los síntomas persisten o se agravan.
En definitiva, la fase de recuperación tras una inundación es un momento crítico en el que el conocimiento y la preparación pueden marcar la diferencia. Recuerda que un acto de apoyo puede ser un paso crucial para la recuperación de quienes han vivido la experiencia de una DANA y que con cada acción informada y medida de precaución, contribuimos a un entorno más seguro y a una recuperación más eficaz.