Hoy, formar a tu equipo en prevención de riesgos laborales (PRL) es más fácil y asequible que nunca. Hay opciones para todo tipo de necesidades, sin que el precio sea una barrera. Por eso, si te estás preguntando cuánto cuesta formar en PRL, la respuesta rápida podría ser: menos de lo que imaginas.
Pero quizá esa no sea la pregunta adecuada. Quizá deberías preguntarte: ¿Cuánto cuesta no invertir en formación en PRL?
La respuesta también es clara: cuesta lo mismo que una baja laboral, una sanción, una indemnización, un juicio… o incluso una crisis de reputación. O, lo que es peor, el coste de no formar a tu equipo puede ser la suma de todo eso.
El coste económico de no formar en PRL
Formar cuesta poco. No hacerlo, puede salir muy caro. Veamos algunos ejemplos.
En una pequeña empresa del sector logístico, no se proporciona la formación adecuada a un nuevo empleado que, en su primera semana, tiene que manipular una transpaleta eléctrica. Resultado: un accidente con lesión leve en la muñeca que acaba en baja médica, inspección de trabajo y una sanción administrativa.
Otro caso: en una planta de manufactura, una operaria sufre quemaduras graves en una pierna al utilizar productos químicos para limpiar una máquina. Había recibido formación sobre el procedimiento, pero ese día su responsable le mete prisa para que termine antes de la una. Ella se salta el uso de las botas de protección. El accidente genera tensión e incluso miedo en el equipo, además de una investigación interna y una revisión completa del protocolo de seguridad.
Algo especialmente significativo en estos ejemplos es que no solo evidencian fallos en la formación o en su aplicación, sino que reflejan la ausencia de una cultura preventiva real. Cuando ocurre un accidente y la persona afectada había recibido formación, la pregunta no es solo qué sabía, sino por qué no aplicó ese conocimiento.
No basta con formar: hay que formar bien. Y eso implica también promover comportamientos seguros, liderar con el ejemplo, anteponer la seguridad a la prisa o a la productividad, y empoderar a las personas para aplicar lo aprendido, incluso bajo presión.
En España se producen una media de 3.000 accidentes laborales al día
Pero estos casos no son excepcionales. En España se producen más de 3.000 accidentes laborales al día. Más de la mitad causan baja laboral, y cada jornada laboral se cobra al menos dos vidas. Muchos de estos accidentes se podrían evitar con medidas básicas de prevención, entre las cuales la formación es clave.
El coste medio de un accidente laboral con baja ya superaba los 24.000 euros en 2011, según un estudio de Mutua Universal publicado en 2013. Esta cifra incluía costes directos (como la baja médica o atención sanitaria)y costes indirectos (como pérdida de productividad, necesidad de sustitución o tensiones internas).
Si actualizamos esa cifra con la inflación acumulada desde entonces (más del 30 %), el coste actual superaría fácilmente los 30.000 euros.
Además, esa estimación no contempla sanciones administrativas, recargos en prestaciones, indemnizaciones judiciales ni costes legales, que pueden disparar el impacto económico en los casos más graves.
Y todo esto, sin contar el coste emocional, reputacional y organizativo que un accidente puede provocar en la vida de una persona y en la cultura interna de una empresa.
Y lo más llamativo: todo esto, muchas veces, ocurre por no invertir en una formación que cuesta poco. Muy poco. Especialmente si se compara con el enorme coste económico (y humano) de no llevarla a cabo.
La ley lo considera una infracción grave no formar en prevención
No proporcionar la formación adecuada en prevención de riesgos laborales además de ser una mala práctica, es una infracción grave según la legislación española.
El artículo 19 de la Ley 31/1995 de Prevención de Riesgos Laborales establece que:
El empresario deberá garantizar que cada trabajador reciba una formación teórica y práctica, suficiente y adecuada, en materia preventiva, centrada en el puesto de trabajo o función que desempeñe.
Esta obligación se concreta en el artículo 12.8 de la Ley sobre Infracciones y Sanciones en el Orden Social (LISOS), que califica como infracción grave:
No proporcionar la formación e información adecuada a los trabajadores acerca de los riesgos del puesto de trabajo susceptibles de provocar daños para la seguridad y salud, y sobre las medidas preventivas aplicables.
Esto implica sanciones económicas que pueden oscilar entre:
- 2.451 y 9.830 euros (grado mínimo)
- 9.831 a 24.585 euros (grado medio)
- 24.586 a 49.180 euros (grado máximo)
Estas sanciones se pueden aplicar incluso si no ha ocurrido ningún accidente. Basta con que una Inspección de Trabajo detecte que un trabajador no ha recibido la formación obligatoria.
Si ocurre un accidente y se demuestra que el trabajador no estaba formado, el problema se agrava: pueden imponerse recargos en las prestaciones, responsabilidades penales o civiles, y sanciones muy graves (hasta 983.736 euros en casos extremos). Incluso si el accidente se debe a una imprudencia del trabajador (salvo que sea temeraria), el empresario sigue siendo responsable de haber garantizado todas las medidas necesarias para proteger su seguridad.
Invertir en prevención: retorno garantizado
La prevención no es un gasto, es una inversión con retorno. Según la Agencia Europea para la Seguridad y la Salud en el Trabajo, por cada euro invertido en prevención de riesgos laborales (PRL), las empresas pueden obtener entre 2 y 6 euros de retorno. ¿Cómo? Reduciendo costes por accidentes, bajas, rotación y mejorando el ambiente laboral.
Además, invertir en prevención tiene beneficios directos en tres áreas clave:
- Productividad: Menos interrupciones, menos absentismo.
- Calidad: Un entorno seguro mejora la concentración y la eficiencia.
- Compromiso: Cuando una empresa protege, el equipo responde con más implicación.
En cambio, una empresa sin una cultura preventiva se expone a riesgos constantes. Basta un accidente, una denuncia en redes o un titular negativo en prensa para dañar seriamente su imagen. Y si se demuestra que no se tomaron medidas, las consecuencias legales y reputacionales pueden ser graves.
Las organizaciones que integran la prevención en su día a día (no como trámite, sino como cultura) destacan por su estabilidad, su capacidad de anticiparse a los problemas y su fortaleza incluso en contextos de crisis.
Formar en prevención es invertir en futuro
La formación en prevención no es un gasto: es una inversión que protege a las personas y evita muchos problemas.
Y lo mejor es que no es cara. De hecho, puede costar menos que un menú en Burger King. Lo que sí puede salir carísimo es no hacerla: una baja, una sanción, un accidente… o una vida que cambia para siempre por no haber sabido actuar a tiempo.
Así que la próxima vez que te preguntes cuánto cuesta formar en prevención, plantéate esto: ¿De verdad el coste es una excusa?