Los datos provisionales sobre siniestralidad laboral en España durante 2024 muestran una tendencia preocupante que refuerza la urgencia de adoptar medidas más eficaces en prevención de riesgos laborales. Según el Ministerio de Trabajo y Economía Social, el pasado año se registraron 796 muertes por accidentes laborales, lo que supone un aumento del 10,4% respecto a 2023. En otras palabras, más de dos personas perdieron la vida cada día en su lugar de trabajo o de camino a él, una cifra que debería ser inaceptable en cualquier sociedad.
Un análisis de las causas y sectores más afectados
La siniestralidad laboral no afecta por igual a todos los sectores. El desglose de fallecimientos registrados en 2024 refleja la mayor incidencia en servicios, construcción e industria:
- Sector servicios: 326 fallecidos (44 más que en 2023)
- Industria: 116 fallecidos (20 más que el pasado año)
- Construcción: 135 fallecidos (4 más que el año anterior)
- Agricultura: 69 fallecidos, siendo el único sector donde se redujo ligeramente la mortalidad.
Si bien las causas de los accidentes mortales son diversas, algunas se repiten con especial frecuencia:
- Derrames cerebrales y otras “causas naturales”: 266 muertes, un incremento de 21 con respecto a 2023.
- Accidentes de tráfico en jornada laboral: 96 fallecimientos, cinco más que el año anterior.
- Atrapamientos, aplastamientos y amputaciones: 99 muertes, 12 más que en 2023.
- Choques o golpes contra objetos en movimiento: 46 fallecimientos, más del doble que el año anterior, en el que se registraron 22
¿Cuántos accidentes mortales podrían haberse evitado?
Un análisis más profundo de los datos revela que una parte importante de los accidentes mortales podrían haberse prevenido con medidas de seguridad adecuadas. Un ejemplo claro es el incremento alarmante de los fallecimientos por choques o golpes contra objetos en movimiento, que se duplicaron en un año. Estos accidentes son altamente evitables mediante protocolos adecuados de seguridad y concienciación en el entorno de trabajo.
Otro dato preocupante es el aumento de los accidentes de tráfico en jornada laboral, con 96 fallecimientos en 2024, cinco más que el año anterior. Este tipo de siniestros afecta de manera significativa al sector servicios, donde muchos profesionales realizan desplazamientos constantes como parte de su actividad. La implementación de planes de movilidad segura, formación en conducción preventiva y una mejor gestión de los tiempos de trabajo podrían reducir estos riesgos de forma efectiva.
Asimismo, los atrapamientos, aplastamientos y amputaciones, que provocaron 99 muertes en 2024 evidencian la importancia de una adecuada formación en el uso de maquinaria y equipos de trabajo. La aplicación estricta de protocolos de seguridad, junto con una supervisión efectiva y el mantenimiento adecuado de las herramientas y máquinas, son medidas clave para evitar este tipo de accidentes.
Aunque no es posible establecer una cifra exacta de los accidentes evitables, muchas muertes podrían prevenirse mediante una cultura de prevención más sólida, programas de formación continua y una vigilancia rigurosa del cumplimiento de las normativas de seguridad.
Riesgos psicosociales: el gran desafío pendiente
De las 796 muertes registradas en 2024, 266 fueron atribuidas a causas naturales como infartos y derrames cerebrales, representando aproximadamente el 33% del total. Aunque en muchos casos se consideran ajenas al ámbito laboral, cada vez hay más evidencia de que el estrés, la ansiedad y otros factores psicosociales juegan un papel clave en la salud de los trabajadores. La falta de evaluación y gestión de estos riesgos impide la implementación de medidas preventivas efectivas, así como la falta de formación y concienciación que convierten este problema en una asignatura pendiente en la prevención de riesgos laborales.
Accidentes laborales con baja: el sobreesfuerzo sigue siendo la principal causa
En 2024 se registraron 628.300 accidentes laborales con baja, lo que representa un aumento del 0,5% en comparación con el año anterior. La principal causa sigue siendo el sobreesfuerzo físico, un problema que, al igual que muchos de los accidentes mortales, podría reducirse con una formación adecuada y una correcta ergonomía en el puesto de trabajo.
Prevención. De los datos a la acción
Las cifras de siniestralidad laboral en 2024 son una llamada de atención que no podemos ignorar. No estamos ante un problema sin solución, sino ante la consecuencia de un sistema preventivo que, aunque existe en el papel, sigue fallando en la práctica.
¿Cambiar la normativa en PRL o cumplir con la que ya existe?
Se habla mucho de la necesidad de reformar la Ley de Prevención de Riesgos Laborales, pero la pregunta clave es: ¿por qué una nueva normativa si no somos capaces de cumplir la la que ya tenemos? Los datos muestran que muchos de estos accidentes podrían haberse evitado con medidas ya contempladas en la legislación actual.
Desde la integración efectiva de la prevención en todos los niveles de la empresa (Artículos 1 y 2) y la eliminación y evaluación de riesgos (Artículo 15 de la LPRL) hasta la formación (Artículo 19), que sigue siendo el pilar fundamental para reducir la siniestralidad. Sin trabajadores y trabajadoras bien formadas, sin mandos intermedios capacitados para gestionar riesgos y sin empresarios que asuman su papel en la seguridad laboral, la PRL seguirá siendo un formalismo más en lugar de una estrategia real de protección.
Tratando de responder a la pregunta, la normativa debe adaptarse a los nuevos riesgos y realidades del mundo laboral, pero mientras esperamos esa actualización, ¿no es más urgente encontrar maneras de cumplir lo que ya está regulado? Este es un debate abierto y necesario, y seguiremos muy atentos a su evolución.