En los últimos años, el teletrabajo se ha convertido en una práctica laboral cada vez más común, impulsada por el desarrollo de las tecnologías de la información y, más recientemente, por la necesidad de distanciamiento social ante la pandemia de COVID-19. Aunque esta modalidad presenta múltiples beneficios, también implica riesgos para la salud física y mental de los trabajadores que deben ser gestionados de manera efectiva.
Entre los aspectos más relevantes a considerar se encuentran el diseño del puesto de trabajo, la exposición prolongada a pantallas de datos y los factores de riesgo psicosociales. Estos elementos, si no se abordan adecuadamente, pueden derivar en lesiones o trastornos extremadamente perjudiciales para la salud física y mental de las personas trabajadoras.
Dedicamos las siguientes líneas a explicar cuáles son los principales factores de riesgo que presenta el teletrabajo con el objetivo de ayudaros en su identificación, y os proponemos también algunas soluciones para su prevención. Si trabajas desde casa o te dedicas a la gestión de personas que lo hacen, esta información te interesa. Existen soluciones que permiten evaluar y mejorar las condiciones del trabajo a distancia, asegurando que esta modalidad se mantenga como una opción positiva y sostenible en el tiempo.
Los riesgos del teletrabajo y su impacto en la salud
La transición al teletrabajo ha traído consigo beneficios significativos, como la flexibilidad y la posibilidad de equilibrar la vida laboral y personal. Sin embargo, también presenta factores de riesgo que, si no se identifican a tiempo, terminarán afectando el bienestar general de quiénes se acogen a esta modalidad. A continuación, presentamos los principales riesgos del teletrabajo y de qué manera pueden minar la salud de quiénes lo practican.
Desdibujamiento de la frontera entre el trabajo y la vida personal y dificultad para desconectar
Uno de los riesgos más significativos del teletrabajo es no separar el ámbito laboral y del personal. La jornada laboral puede extenderse hasta altas horas de la noche, invadiendo espacios y tiempos que normalmente estarían reservados para la familia, el ocio o el descanso. Este desdibujamiento provoca una «contaminación» del entorno personal con el laboral, generando estrés y fatiga acumulativa.
La ley de teletrabajo, en este sentido, protege a las personas trabajadoras garantizando explícitamente el derecho a la desconexión digital. Este derecho implica que el trabajador pueda desconectarse de sus tareas laborales al finalizar la jornada, evitando la prolongación innecesaria de la exposición a pantallas y reduciendo el riesgo de agotamiento físico y mental.
Para garantizar este derecho, es fundamental implementar políticas de protección y prevención que incluyan pautas claras sobre los tiempos de trabajo y descanso. Proporcionar a los trabajadores y trabajadoras formación en técnicas de desconexión digital y en planificación del tiempo de trabajo es otra medida esencial para que aprendan a poner límites y a cuidar de su salud mental.
Sobrecarga cognitiva y tecnoestrés
La constante exposición a dispositivos electrónicos, la multitarea digital y la sensación de «estar siempre conectado» están generando un tipo de estrés nuevo: el tecnoestrés. Este fenómeno, marcado por la sobrecarga de información y el uso continuo de tecnologías de comunicación, provoca agotamiento mental y dificultades para concentrarse.
Formar a los trabajadores en gestión de la información y en el uso efectivo de las TICs es una manera efectiva de mitigar el tecnoestrés y asegurar una relación saludable con la tecnología.
El aislamiento social y la pérdida de pertenencia
El trabajo remoto puede, paradójicamente, acentuar la sensación de soledad. La interacción social que ocurre naturalmente en una oficina es una fuente importante de bienestar y pertenencia, y su ausencia puede afectar el estado de ánimo y disminuir el sentido de identidad con la empresa.
Muchas personas se ven obligadas a trabajar aisladas, lo cual puede derivar en problemas de salud mental como ansiedad y depresión. Una solución formativa clave es el desarrollo de habilidades de comunicación y colaboración digital, especialmente dirigidas a los mandos intermedios para que comprendan la importancia de crear y mantener lazos entre los miembros del equipo, fomentando la cohesión y el espíritu de pertenencia.
La ergonomía y su importancia en el teletrabajo
Un riesgo común del teletrabajo es el desarrollo de trastornos musculoesqueléticos. Estos problemas se derivan, en gran medida, de la falta de un diseño ergonómico adecuado en los espacios de trabajo domésticos. Como en la imagen que acompaña este artículo, que ilustra un entorno de trabajo inadecuado. Para evitar esto, las personas que trabajan desde casa, deben recibir formación sobre ergonomía y ser informadas sobre la importancia de mantener una postura adecuada y la realización de pausas activas, etcétera.
Síndrome Visual Informático (SVI), otro riesgo a considerar
Además de los problemas musculoesqueléticos, el Síndrome Visual Informático (SVI) es otro riesgo a considerar entre los teletrabajadores y teletrabajadoras que pasan largas horas frente a la pantalla (ya sea de ordenador, teléfono o tablet). Este síndrome se define como un conjunto de síntomas oculares y visuales derivados del uso de dispositivos digitales. Entre sus manifestaciones más comunes se incluyen la sequedad, irritación y ardor en los ojos, así como la visión borrosa o doble, dolores de cabeza y molestias cervicales.
El SVI se relaciona con la exposición prolongada a pantallas y factores específicos de las mismas, como la intensidad lumínica, el contraste y el tamaño de los caracteres. Trabajar durante períodos largos frente a una pantalla reduce la frecuencia del parpadeo, disminuyendo así la lubricación ocular natural y contribuyendo a la sequedad y molestias visuales.
Para mitigar estos efectos, es esencial realizar pausas visuales periódicas, ajustar la configuración de la pantalla y utilizar iluminación ambiental adecuada.
El aumento del sedentarismo
La falta de movimiento físico debido a la reducción de desplazamientos hace que el sedentarismo sea un problema creciente, asociado a enfermedades como obesidad, hipertensión y diabetes. La formación en hábitos saludables y rutinas de ejercicio sencillo adaptable al espacio doméstico puede contrarrestar los efectos del sedentarismo y mejorar el bienestar físico.
Evaluación de riesgos y formación en prevención de riesgos asociados al teletrabajo
Es responsabilidad y obligación legal de la empresa proteger a las personas trabajadoras de los factores de riesgo asociados con el teletrabajo. Esto implica evaluar los riesgos de cada puesto y proporcionar la formación necesaria en prevención.
El artículo 19 de la LPRL establece que la formación debe centrarse específicamente en el puesto de trabajo o función de cada trabajador. En el contexto del teletrabajo, esta formación cobra aún más relevancia, ya que las personas trabajadoras deben estar capacitadas para participar activamente en la evaluación de riesgos y en la adopción de medidas preventivas. Una herramienta útil para este propósito es el cuestionario, que permite recabar información valiosa para identificar aspectos que necesiten corrección o mejora. Cabe destacar que la información aportada por el trabajador a través de este cuestionario complementa, pero no sustituye, las responsabilidades del servicio de prevención de la empresa, que es el encargado de llevar a cabo la evaluación de riesgos laborales.
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