En nuestra publicación anterior, abordamos los trastornos musculoesqueléticos (TME) y su impacto en el sector de la limpieza. Los TME, sin embargo, afectan a todos los sectores profesionales. De hecho, estas lesiones que afectan al aparato locomotor son la primera causa de baja laboral en Europa, ya sea por enfermedad o por accidente de trabajo. Los síntomas asociados pueden ir desde molestias leves y puntuales hasta lesiones irreversibles y discapacitantes. En esta ocasión, profundizaremos en la relación entre el estrés laboral y estos trastornos. Un vínculo que tiene un impacto significativo en la salud y el bienestar de las personas trabajadoras.
Estrés laboral: Un enemigo de la salud y de la productividad empresarial
En el ámbito de la prevención de riesgos laborales, el estrés laboral se ha convertido en una preocupación de primer orden. Esta condición, caracterizada por la tensión física y emocional excesiva en el trabajo, puede tener graves consecuencias para la salud de los trabajadores, incluyendo:
- Problemas cardiovasculares
- Trastornos digestivos
- Aumento de la tensión arterial y dolor de cabeza
- Desarrollo de trastornos musculoesqueléticos (TME)
La Agencia Europea para la Seguridad y la Salud en el Trabajo (EU-OSHA) define el estrés laboral como «el resultado de un desequilibrio entre las demandas del trabajo y la capacidad de los trabajadores para hacerles frente». Este desequilibrio puede estar causado por diversos factores, como:
- Carga de trabajo excesiva
- Plazos ajustados
- Falta de control sobre el trabajo
- Relaciones laborales conflictivas
- Falta de apoyo social en el trabajo
- Entorno de trabajo inadecuado
La EU-OSHA estima que el estrés laboral es el segundo problema de salud más común en la Unión Europea, después del dolor de espalda, afectando al 27% de los trabajadores. La misma fuente señala que el 51% de los trabajadores afirman que el estrés es habitual en su lugar de trabajo, y casi el 80% de los mandos se muestran preocupados por el estrés laboral. Recordemos a este respecto que la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha incluido el burnout (un trastorno derivado del estrés crónico) en el listado de enfermedades profesionales, que en España afecta al 70% de personas trabajadoras.
Estrés laboral y TME: Un círculo vicioso
No es casualidad que el estrés laboral y el dolor de espalda ocupen los dos primeros puestos en la lista de problemas de salud laboral no solo en Europa, sino también en España.
Si bien existen, junto al estrés, muchos otros factores que pueden desarrollar TME, está comprobado que ambos problemas están estrechamente relacionados, y se retroalimentan entre sí. Diversas investigaciones han demostrado que los trabajadores que experimentan altos niveles de estrés laboral tienen un mayor riesgo de desarrollar trastornos musculoesqueléticos, como por ejemplo, dolor lumbar, síndrome del túnel carpiano o dolor de cuello y hombros.
Ejemplos concretos de cómo el estrés laboral desencadena TME y viceversa
Carga de trabajo excesiva
Un trabajador con una carga de trabajo excesiva puede desarrollar tensión muscular generalizada, aumentando la probabilidad de dolor de espalda, cuello y hombros. A su vez, el dolor y la fatiga pueden aumentar el estrés del trabajador, creando un círculo vicioso. Los mandos intermedios juegan un papel crucial en la identificación temprana de signos de malestar emocional o estrés entre los miembros del equipo. Para facilitar este proceso, deben comprender los riesgos psicosociales y desarrollar habilidades específicas de gestión y mediación.
Plazos ajustados
La presión por cumplir con un plazo ajustado puede provocar dolores de cabeza, tensión muscular y problemas de sueño. A su vez, la falta de descanso y el dolor de cabeza pueden afectar la concentración del trabajador, lo que puede aumentar su ansiedad y estrés, dificultando aún más su trabajo.
Falta de control sobre el trabajo
La falta de control sobre el trabajo puede provocar frustración, impotencia y sentimientos de desvalorización. A su vez, estas emociones negativas pueden aumentar el estrés del trabajador, lo que puede afectar su concentración, aumentando el riesgo de lesionarse o sufrir un accidente laboral.
Relaciones laborales conflictivas
Las discusiones constantes y el ambiente negativo en el trabajo pueden provocar ansiedad, irritabilidad y dificultad para concentrarse. A su vez, el estrés generado por las relaciones conflictivas puede afectar la salud física del empleado, aumentando el riesgo de desarrollar TME como dolor en la zona lumbar debido a la tensión muscular y la mala postura provocada por el estrés.
Falta de apoyo social en el trabajo
La falta de relaciones positivas en el trabajo puede provocar sentimientos de soledad, tristeza y baja autoestima. A su vez, estos sentimientos negativos pueden aumentar el estrés del trabajador, lo que puede afectar, por ejemplo a la calidad del sueño y aumentar el riesgo de desarrollar TME; o a su capacidad de concentración, lo que puede llevarle a realizar sus funciones de manera insegura y aumentar el riesgo de lesionarse, entre otras posibilidades.
Entorno de trabajo inadecuado
Las condiciones ambientales inadecuadas pueden provocar fatiga visual, dolores de cabeza, dificultad para concentrarse e irritabilidad. A su vez, el malestar físico y la falta de concentración pueden aumentar el estrés del trabajador, lo que puede afectar su productividad y su salud en general, aumentando el riesgo de desarrollar TME como lumbalgia debido a una mala postura prolongada causada por la incomodidad del lugar de trabajo.
Es importante recordar que estos son solo algunos ejemplos, y que el estrés laboral puede afectar a los TME de muchas maneras diferentes. La clave está en la identificación de los factores de riesgo específicos en cada caso y en tomar medidas para prevenir o reducir su impacto. Y aquí la participación del trabajador es un pilar esencial.
La participación de los trabajadores en la prevención de estrés laboral y TME
En la lucha contra el estrés laboral y los trastornos musculoesqueléticos (TME), la participación activa del trabajador puede marcar la diferencia. ¿Por qué? Sencillamente porque es el centro del sistema de prevención. Su conocimiento del trabajo diario, las condiciones específicas del entorno y las demandas físicas y mentales de las tareas es fundamental para identificar los riesgos ergonómicos y psicosociales y proponer soluciones efectivas.
Capacitar a los trabajadores es la clave para para que puedan involucrarse activamente en la prevención y, al mismo tiempo, permite a las empresas obtener información valiosa para mejorar sus planes de prevención:
Identificar riesgos de forma temprana
La formación les brinda herramientas para analizar críticamente su puesto de trabajo y detectar los riesgos ergonómicos y psicosociales a los que se exponen.
Prevenir riesgos de forma efectiva
Con el conocimiento adquirido, los trabajadores pueden participar activamente en la búsqueda de soluciones para mejorar su entorno de trabajo y reducir los riesgos.
Adoptar hábitos saludables
La formación les permite conocer las consecuencias de los riesgos en su salud, lo que genera conciencia y sensibilización para que adopten hábitos saludables tanto dentro como fuera del trabajo.
Invertir en la formación de los trabajadores es una inversión en la salud, la seguridad y la productividad de la empresa. Nuestro catálogo de formaciones en PRL incluye las obligatorias y específicas para cada puesto de trabajo, pero también abarca materias que fomentan la participación de todos los miembros de la empresa en su propia seguridad y la de la organización.
Formaciones obligatorias en PRL: Una oportunidad para abordar el estrés y los TME
La legislación en materia de prevención de riesgos laborales (PRL) exige que las empresas proporcionen a sus trabajadores formación adecuada y suficiente sobre los riesgos a los que están expuestos en su trabajo. Esto incluye riesgos psicosociales y ergonómicos específicos de cada puesto, factores clave para reducir la incidencia de estrés laboral y de TME.
Informar y sensibilizar a los trabajadores sobre la importancia y consecuencias de los riesgos psicosociales y ergonómicos, así como capacitarlos para su reconocimiento y para la aplicación y consolidación de conductas preventivas y hábitos saludables (dentro y fuera del lugar de trabajo) son herramientas valiosas y necesarias para la creación de entornos laborales más seguros.
Solicítanos asesoramiento sobre el programa formativo que mejor se adapte a las necesidades de tu empresa y recuerda: ¡La prevención de riesgos laborales solo será efectiva con la participación y el compromiso de todas las personas involucradas!