El trabajo es nuestro medio de vida, pero además es el ámbito en el que nos desarrollamos y desplegamos nuestras habilidades, nos construimos a nosotros mismos y forjamos muchas de nuestras relaciones, lo que inevitablemente termina teniendo un fuerte impacto en nuestras vidas. Y qué decir de esos compañeros que se convierten en auténticos tormentos. Son los compañeros tóxicos, que hacen que el ambiente laboral se contamine y que nuestro día a día se vuelva una pesadilla. Este artículo está aquí para ayudarte a reconocer esos comportamientos sospechosos que nos hacen encender todas las alarmas y esas señales de advertencia que nos gritan «¡Cuidado, compañero tóxico a la vista!». Porque reconocer esas conductas es el primer paso para mantenernos a salvo, te proporcionamos a continuación algunas herramientas que te ayudarán a identificar comportamientos tóxicos en el trabajo. Las claves para lidiar con ellos las tienes en nuestro artículo sobre cómo protegerte de compañeros tóxicos.
¿Son tóxicas las personas o lo son sus comportamientos?
Pero, ¿hablamos de personas tóxicas o de sus comportamientos? Es importante hacernos esta pregunta, si queremos abordar el tema de manera constructiva y empática. En lugar de etiquetar a las personas, centrémonos en identificar y comprender cómo nos hacen sentir aquellos comportamientos que perjudican nuestro bienestar y desempeño laboral.
Somos seres complejos, con una carga de experiencias, emociones y circunstancias que influyen en nuestra forma de interactuar con el mundo. Estas influencias pueden incluir múltiples factores, como el estrés laboral, la presión por el rendimiento, la falta de habilidades comunicativas, la competencia interna, los rasgos de personalidad y las diferencias en estilos de trabajo. Por ello, antes de precipitarnos, debemos prestar atención al origen de esas conductas negativas, ser comprensivos y dar el beneficio de la duda, siempre y cuando no haya un patrón claro de comportamiento perjudicial.
Si abordamos la cuestión desde esta perspectiva, evitaremos caer en generalizaciones injustas y estigmatizantes. Además, desarrollaremos la capacidad de reconocer en nosotros mismos esas conductas negativas para tratar de corregirlas. No se trata solo de protegernos de compañeros tóxicos, sino también de crear relaciones constructivas y saludables y fomentar un clima laboral positivo.
Señales de alerta. Claves para reconocer comportamientos tóxicos en el trabajo
Detectar a un compañero de trabajo tóxico no es una tarea sencilla. Algunos comportamientos pueden resultar ambiguos o, como decimos, pueden responder a circunstancias adversas puntuales. No obstante, la dificultad para la identificación de comportamientos tóxicos también radica en que son ejecutados con cierta «astucia y maquiavelismo». Sobre ello nos advierte la profesora de Psicología, Tessa West, en su libro Jerks at Work: Toxic Co-Workers and What to Do About Them (Idiotas en el trabajo. Compañeros tóxicos y qué hacer con ellos), quien afirma que los compañeros tóxicos son manipuladores y reservarán sus conductas más nocivas para los momentos privados.
Para la detección temprana de estos comportamientos y prevenir sus consecuencias en la salud mental y el desempeño laboral, debemos estar atentos a ciertas señales que son indicativas de que estamos ante un compañero tóxico. Ello incluye prestar atención a nuestras emociones y observar las relaciones y comportamientos a nuestro alrededor.
Presta atención a tus propias emociones
Es importante ser conscientes de cómo nos sentimos en el trabajo y de cómo ciertos comportamientos pueden estar contribuyendo a nuestro malestar emocional. Precisamente, uno de los signos más evidentes de que estamos lidiando con comportamientos tóxicos en el trabajo es cómo nos sentimos en presencia de ciertos compañeros. Si nos encontramos constantemente estresados, ansiosos o desmotivados cuando interactuamos con ellos, es probable que estemos siendo afectados por su comportamiento negativo.
Estos sentimientos pueden manifestarse de diversas maneras: desde la sensación de incomodidad o malestar en su presencia, pasando por agotamiento emocional, inseguridades y baja autoestima hasta la manifestación de síntomas físicos, como dolores de cabeza o problemas digestivos. Además, el estrés y la ansiedad prolongados pueden tener consecuencias graves para nuestra salud mental, como depresión, trastornos de ansiedad o agotamiento emocional.
Observa el ambiente y los comportamientos
Además de cómo nos hacen sentir, se pueden observar ciertas características a nivel general en las interacciones, tanto individuales como a nivel de equipo, que están indicando que algo no va bien.
La detección temprana de estas señales es clave para el mantenimiento de un ambiente laboral saludable y productivo, por lo que es importante que los responsables de recursos humanos, mandos intermedios y jefes de equipo estén capacitados para su observación y gestión, antes de que se conviertan en problemas graves. Os proporcionamos aquí algunas de estas señales a tener en cuenta:
Actitud oposicionista y poco cooperativa frente a proyectos o tareas compartidas
Una señal clara de comportamiento tóxico en el entorno laboral es la actitud oposicionista y poco cooperativa hacia proyectos o tareas compartidas. Esta actitud puede ser detectada si observamos que un miembro del equipo se niega constantemente a colaborar en un proyecto en grupo, si critica las ideas de los demás y rechaza cualquier intento de trabajar juntos para encontrar soluciones.
Falta de generosidad o apoyo
La actitud egoísta o desinteresada ante las necesidades de los demás, que muestra claramente que un compañero prioriza sus propios intereses sobre el bienestar del equipo, también es un comportamiento nocivo. Por ejemplo, cuando una persona nunca ofrece ayuda, o no comparte información relevante para el trabajo con el equipo, prefiriendo guardar recursos y conocimientos para sí mismo, sin preocuparse por el éxito colectivo del grupo.
Comportamientos controladores o autoritarios
Los comportamientos controladores o autoritarios se manifiestan en tratar de dominar o imponerse siempre sobre los compañeros; en ignorar o devaluar las opiniones y puntos de vista de los demás. Puede tratarse de compañeros que constantemente interrumpen durante las reuniones, desestimando opiniones y decisiones para imponer su propia voluntad sobre todos los aspectos del trabajo, independientemente de que sean o no su especialidad. Algunos compañeros de trabajo critican las acciones y decisiones de sus compañeros, mientras se consideran los únicos capaces de hacer las cosas correctamente. Estas actitudes terminan destruyendo la iniciativa de los otros, su predisposición a colaborar e, incluso, su capacidad creativa.
Faltas de respeto
La señal de alerta más obvia de comportamiento tóxico en el entorno laboral es la falta de respeto hacia los miembros del equipo. Esto puede manifestarse de diversas maneras, como menospreciar el trabajo o las ideas frente a los superiores, o criticar abiertamente el desempeño de los compañeros sin ofrecer retroalimentación constructiva. Son acciones que generan tensión, desmotivación y erosionan la autoestima.
Gozan de una “incomprensible” popularidad
Son esos compañeros que son populares e incluso consiguen promocionar, a pesar de que se sabe que rara vez realiza las tareas asignadas y evitan las responsabilidades. Este fenómeno genera resentimiento y falta de compromiso entre los demás empleados. Según la clasificación que hace la profesora Tessa West en su libro, este perfil correspondería al del «pasajero gratuito», como ella lo denomina. Para reconocerlo, la experta nos proporciona algunas pistas: cuando asume una tarea que es importante, pero requiere muy poco esfuerzo, o rechazan participar en proyectos grupales en los que es difícil atribuirse el mérito por las contribuciones individuales.
Se atribuyen méritos ajenos
Inseparable de la conducta anterior, está la de atribuirse méritos ajenos, como por ejemplo, el compañero que se atribuye por completo el éxito de un proyecto que fue resultado del trabajo en equipo, para favorecer su propia reputación a expensas de los demás. Tessa West los denomina «ladrones de crédito» y afirma que son lobos con piel de cordero porque saben cómo hacer creer que son amigos para traicionar tu confianza.
Cotillea, difunde rumores y no respeta la vida privada de los demás
Son esos compañeros que siempre parecen estar al tanto de los últimos cotilleos y secretos de la oficina. Estas personas no dudan en difundir rumores falsos o revelar información confidencial de otros. Estas conductas enrarecen el ambiente, y crean un clima de desconfianza e incomodidad en el equipo.
El absentismo, la falta de participación y el retraimiento también pueden ser indicativos de la existencia de compañeros tóxicos
Si bien es importante estar atento al comportamiento tóxico mediante la observación de las acciones directas de individuos que exhiben actitudes negativas, puede ocurrir que detectemos que algo no va bien observando las conductas de aquellas personas perjudicadas por el comportamiento nocivo que adoptan sus compañeros. Señales de alerta importantes son el absentismo, la falta de participación y el retraimiento por parte de una persona en el entorno laboral. Esto no quiere decir que siempre que observemos estas situaciones, estemos ante casos de compañerismo tóxico, pero es natural que cuando alguien está siendo sometido a un ambiente de trabajo negativo o está sufriendo el impacto de comportamientos nocivos, se sienta (y, por lo tanto, se muestre) cohibido, desmotivado, estresado o nervioso.
Estos síntomas pueden ser observables, por ejemplo, en situaciones de absentismo o en conductas de autoprotección y evasión, como por ejemplo, la evitación del conflicto, o incluso la ausencia de participación en reuniones y en interacciones con ciertas personas del entorno laboral. También pueden detectarse en una disminución significativa de la productividad, o cambios repentinos en el fruto de su trabajo.
Detección a tiempo y prevención, las claves de un ambiente laboral saludable
Sabemos que los encuentros con compañeros de trabajo difíciles son inevitables, y que a lo largo de nuestra carrera laboral todos hemos tenido que afrontar situaciones que han puesto a prueba nuestra paciencia y nuestra capacidad para mantener la calma.
Sin embargo, reconocer las señales que nos alertan de una posible toxicidad puede marcar la diferencia entre un ambiente laboral saludable y uno lleno de conflictos y deterioro emocional. La autobservación es el primer paso hacia la detección temprana de estas conductas, y la experiencia nos brinda también cierta habilidad, pero la formación en prevención y gestión de riesgos psicosociales nos brinda las herramientas necesarias para prevenir y abordar estas situaciones, empezando por los líderes y responsables de recursos humanos. Reconocer estas señales a tiempo no solo protege el bienestar emocional de los empleados, sino que también fomenta una cultura de respeto y colaboración en el lugar de trabajo. ¡Juntos podemos construir un entorno laboral más saludable y productivo para todos!
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